Como viene siendo habitual, llegué tarde a la foto. Me dio mucha pena porque era la ocasión ideal para volver a ver a mucha gente. Al llegar, ambientazo, como siempre. Banderas me estaba esperando con mi dorsal (gracias, meu). Me lo pongo y... a calentar.
Saludé a Flip y a Santi. Flip es una auténtica crack, lo suyo tiene muchísimo mérito, sólo superado por su gran corazón que no le cabe en el pecho y el cariño que reparte a todos los que la conocemos. Su médico todavía no alcanza a comprender cómo es posible que la fuerza de voluntad supere el handicap de un tobillo sin movilidad. También saludé a Jeff (que me ayudó con el khenéfono), a la mujer de Gallego, a Elyana (creo que no se enteró), a Melanie (mujer de Banderas) con los niños, vi pasar a Derek y a Xan_de_Ris, pero sé que me quedé sin poder saludar a muchos.
Tras el calentamiento, fui hacia la salida. A unos metros vi las espaldas de Barrachina y Xoixe, pero no pude saludarlos. Me puse donde pude y, de repente, sin ningún tipo de aviso por megafonía, sonó el disparo que daba la salida. Salí andando, como la gran mayoría. Mi intención era ir de menos a más, como había hecho en Coruña 10, pero pronto me di cuenta de mi gran error. Había tanta gente que no podía adelantar a nadie. Empecé a 6'30"/km y, hasta que llevaba 10 minutos corriendo, no pude alcanzar el ritmo de 5'/km. La gran marea marcaba el ritmo y yo me veía arrastrado por ella. Hasta llegar a la Plaza de Galicia no pude empezar a recuperar minutos. Por el camino conocí a Grimo, a Enrique y a Nopudoser.
El primer avituallamiento era un desastre. Los voluntarios estaban agrupados detrás de la mesa y los corredores nos agolpábamos tratando de conseguir un botellín de agua. Muchos marchaban sin él. Yo me paré, di la vuelta, cogí el agua y lo bebí mientras caminaba (total, ya me había parado).
Arranqué y seguí con la carrera. La cuesta de Vista Alegre también estaba abarrotada. Era casi imposible adelantar a nadie. Por fin llego a Vite y allí una agradable sorpresa: Ojordo y señora animando a los sufridores (perdón, quería decir a los corredores). Me animó un montón. Segundo avituallamiento, estaba vez bien organizado. Cuando estábamos llegando a la cima, me saluda nopudoser. Me pregunta cómo vamos para llegar en los 60 minutos y le contestó que como no le demos a las zapatillas no llegamos ni de coña. Aprieto los dientes y hago los dos últimos kilómetros a 4'20"/km (es que era cuesta abajo).
Cuando iba por la Praza do Toural, aceleré hasta los 3'50"/km y ahí me vino la regla, digoooo, que me apareció la náusea. Bajo el ritmo hasta controlarla y llego a la meta en 60 minutos y unos segundos, según el tiempo oficial. He conseguido mi objetivo, he bajado un minuto del tiempo que hice el año pasado aunque llegaron delante de mí cerca de 100 corredores más.
Busco a mi chica y no la veo. Tampoco veo a la de Banderas ni a sus niños. Un par de minutos más tarde lo veo a él. Juntos comenzamos a pasar la tortura. Una cola enorme y unos quince o veinte minutos al frío de la sombra del Pazo de Raxoi. Me daban ganas de ponerme a balar. Unas personas recogían los chips de manera muy similar a como, en las iglesias, pasan el cepillo. Allí me presentan a Elpepe y a Aurora (un placer) y saludo a Cabuxa y a Woopi.
Por fin se acaba el frío y me dan la camiseta. «L», solicito con una sonrisa. «M», me contestan. «Las "L" las dimos al principio y ahora estamos dando las "M". Busca a alguien y cámbiasela». Indignante. ¿Como se puede ser tan inútil? El primer año que hacen una camiseta chula y técnica y ¡ponen a dos incompetentes a repartirlas! Cojo un botellín de agua, me encuentro con mi cuñado (que ha hecho un tiempazo) y tratamos de ir hacia la catedral. El paso estaba cortado. La gente saltaba las vallas para poder salir de la zona donde nos habían encerrado. Pero, ¿no podían poner una pasarela elevada para que pudiéramos salir? Los de protección civil se rascaban los genitales mientras ironizaban sobre el asunto. Hablaban entre ellos por los walkies cachondeándose de la situación y nos decían que teníamos que protestar. Al final saltamos como pudimos y marchamos para casa, no sin antes habernos hidratado con una isotónica de lúpulo.
Este año no disfruté de la carrera. Mientras corría me planteaba si repetiría el año que viene e incluso pensé en abandonar el atletismo popular. Y después de la desorganización de la llegada, de no ver a casi nadie de los amigos de Correr en Galicia, y de no haber podido correr a gusto, se acrecentaron esos pensamientos.
Por lo menos hizo buen día.
Saludé a Flip y a Santi. Flip es una auténtica crack, lo suyo tiene muchísimo mérito, sólo superado por su gran corazón que no le cabe en el pecho y el cariño que reparte a todos los que la conocemos. Su médico todavía no alcanza a comprender cómo es posible que la fuerza de voluntad supere el handicap de un tobillo sin movilidad. También saludé a Jeff (que me ayudó con el khenéfono), a la mujer de Gallego, a Elyana (creo que no se enteró), a Melanie (mujer de Banderas) con los niños, vi pasar a Derek y a Xan_de_Ris, pero sé que me quedé sin poder saludar a muchos.
Tras el calentamiento, fui hacia la salida. A unos metros vi las espaldas de Barrachina y Xoixe, pero no pude saludarlos. Me puse donde pude y, de repente, sin ningún tipo de aviso por megafonía, sonó el disparo que daba la salida. Salí andando, como la gran mayoría. Mi intención era ir de menos a más, como había hecho en Coruña 10, pero pronto me di cuenta de mi gran error. Había tanta gente que no podía adelantar a nadie. Empecé a 6'30"/km y, hasta que llevaba 10 minutos corriendo, no pude alcanzar el ritmo de 5'/km. La gran marea marcaba el ritmo y yo me veía arrastrado por ella. Hasta llegar a la Plaza de Galicia no pude empezar a recuperar minutos. Por el camino conocí a Grimo, a Enrique y a Nopudoser.
El primer avituallamiento era un desastre. Los voluntarios estaban agrupados detrás de la mesa y los corredores nos agolpábamos tratando de conseguir un botellín de agua. Muchos marchaban sin él. Yo me paré, di la vuelta, cogí el agua y lo bebí mientras caminaba (total, ya me había parado).
Arranqué y seguí con la carrera. La cuesta de Vista Alegre también estaba abarrotada. Era casi imposible adelantar a nadie. Por fin llego a Vite y allí una agradable sorpresa: Ojordo y señora animando a los sufridores (perdón, quería decir a los corredores). Me animó un montón. Segundo avituallamiento, estaba vez bien organizado. Cuando estábamos llegando a la cima, me saluda nopudoser. Me pregunta cómo vamos para llegar en los 60 minutos y le contestó que como no le demos a las zapatillas no llegamos ni de coña. Aprieto los dientes y hago los dos últimos kilómetros a 4'20"/km (es que era cuesta abajo).
Cuando iba por la Praza do Toural, aceleré hasta los 3'50"/km y ahí me vino la regla, digoooo, que me apareció la náusea. Bajo el ritmo hasta controlarla y llego a la meta en 60 minutos y unos segundos, según el tiempo oficial. He conseguido mi objetivo, he bajado un minuto del tiempo que hice el año pasado aunque llegaron delante de mí cerca de 100 corredores más.
Busco a mi chica y no la veo. Tampoco veo a la de Banderas ni a sus niños. Un par de minutos más tarde lo veo a él. Juntos comenzamos a pasar la tortura. Una cola enorme y unos quince o veinte minutos al frío de la sombra del Pazo de Raxoi. Me daban ganas de ponerme a balar. Unas personas recogían los chips de manera muy similar a como, en las iglesias, pasan el cepillo. Allí me presentan a Elpepe y a Aurora (un placer) y saludo a Cabuxa y a Woopi.
Por fin se acaba el frío y me dan la camiseta. «L», solicito con una sonrisa. «M», me contestan. «Las "L" las dimos al principio y ahora estamos dando las "M". Busca a alguien y cámbiasela». Indignante. ¿Como se puede ser tan inútil? El primer año que hacen una camiseta chula y técnica y ¡ponen a dos incompetentes a repartirlas! Cojo un botellín de agua, me encuentro con mi cuñado (que ha hecho un tiempazo) y tratamos de ir hacia la catedral. El paso estaba cortado. La gente saltaba las vallas para poder salir de la zona donde nos habían encerrado. Pero, ¿no podían poner una pasarela elevada para que pudiéramos salir? Los de protección civil se rascaban los genitales mientras ironizaban sobre el asunto. Hablaban entre ellos por los walkies cachondeándose de la situación y nos decían que teníamos que protestar. Al final saltamos como pudimos y marchamos para casa, no sin antes habernos hidratado con una isotónica de lúpulo.
Este año no disfruté de la carrera. Mientras corría me planteaba si repetiría el año que viene e incluso pensé en abandonar el atletismo popular. Y después de la desorganización de la llegada, de no ver a casi nadie de los amigos de Correr en Galicia, y de no haber podido correr a gusto, se acrecentaron esos pensamientos.
Por lo menos hizo buen día.