Llevaba algún tiempo tratando de entender un entrenamiento en el que, durante dos minutos, había que mantenerse en dos zonas a la vez. Pensé si sería un progresivo y que el khenéfono iría pidiéndome más y más.
Se acercaba el día en que me tocaría ese entrenamiento y lo miré con más calma y atención. La denominación era «Fuerza de Piernas». Al fin descubrí de qué se trataba ¡Era un entreno de cuestas!
El domingo por la noche me preparé para el entrenamiento. Cerca de casa hay una cuesta larga y fui calentando acercándome hacia ella. Calculé cuánto tiempo faltaba para terminar el calentamiento cerca de la cuesta. Cuando faltaba poco, sonó un mensaje que me indicaba que faltaban 15 segundos para iniciar la cuesta. Me ajuste lo que pude y, cuando me lo ordenó el khenéfono, comencé a subir. Al poco me indicó que bajara el ritmo para mantener las pulsaciones en el rango. Al cabo de dos minutos, me indicó que bajara hasta la zona azul, por lo que me tiré pendiente abajo.
Estuve calculando el tiempo que faltaba para la segunda cuesta y, cuando faltaba un minuto (más o menos), oí la voz indicando que me preparara para la siguiente cuesta. Después, otra vez el mensaje de los 15 segundos, y vuelta a empezar. En total fueron 3 cuestas, terminando con un trote suave de 15 minutos.
Se acercaba el día en que me tocaría ese entrenamiento y lo miré con más calma y atención. La denominación era «Fuerza de Piernas». Al fin descubrí de qué se trataba ¡Era un entreno de cuestas!
El domingo por la noche me preparé para el entrenamiento. Cerca de casa hay una cuesta larga y fui calentando acercándome hacia ella. Calculé cuánto tiempo faltaba para terminar el calentamiento cerca de la cuesta. Cuando faltaba poco, sonó un mensaje que me indicaba que faltaban 15 segundos para iniciar la cuesta. Me ajuste lo que pude y, cuando me lo ordenó el khenéfono, comencé a subir. Al poco me indicó que bajara el ritmo para mantener las pulsaciones en el rango. Al cabo de dos minutos, me indicó que bajara hasta la zona azul, por lo que me tiré pendiente abajo.
Estuve calculando el tiempo que faltaba para la segunda cuesta y, cuando faltaba un minuto (más o menos), oí la voz indicando que me preparara para la siguiente cuesta. Después, otra vez el mensaje de los 15 segundos, y vuelta a empezar. En total fueron 3 cuestas, terminando con un trote suave de 15 minutos.
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