sábado, 26 de septiembre de 2009

Causa y Efecto

El otro día, una vecina le contó a mi chica que tenía a la niña con gastroenteritis. Ya sé que es una palabra muy chula: «¡GASTROENTERITIS!». Hasta impone respeto. No soy médico ni tengo relación con la sanidad pero sé que en realidad la gastroenteritis es el efecto. Lo que posiblemente tenga la niña sea una gripe (A, B, J o X), cuyos efectos son fiebre, malestar general, diarrea y dolor de cabeza, o combinación de todos o parte de ellos. Y, ¿qué es la gripe? Un virus, la causa. ¿Y cuales son los efectos de los virus? Pues fiebre, malestar general, diarrea y dolor de cabeza, o combinación de todos o parte de ellos.


Pero, claro, a la gente le asusta no poder medir, cuantificar o nombrar algo. Nos asusta lo desconocido. No te asusta correr un maratón. Te asusta no saber si podrás llegar, si vas a pinchar en el kilómetro 30 o si la vieja lesión se va a agravar. En pocas palabras, te asusta lo que no conoces. Volviendo al tema, si el médico le dijera a mi vecina, «Señora, su hija tiene un virus», la respuesta lógica de mi vecina sería una pregunta: «Y, ¿qué virus tiene?», a lo que el pobre galeno no tendría respuesta y dejaría a la señora con un desasosiego en el alma por si su hija tiene el Ébola, el Dengue o un virus diseñado por laboratorios secretos del ejército americano.

En nuestro mundillo de corredores, también confundimos la causa con el efecto. Como decía el difunto Paco Umbral, «He venido aquí a hablar de mi libro», por lo que yo voy a escribir sobre mi tendón de Aquiles.


Un día llegas a casa y, al tocar el tendón de Aquiles, notas dolor. Si no lo tocas no pasa nada pero si lo aprietas un poco sientes un dolor punzante. Lees un poco sobre el tema y le aplicas lo que te recomiendan: Hielo, AINE (AntiInflamatorios No Esteroideos), (compresión no, que duele), estiramientos, reposo... ¿¡Reposo!? ¿¡Cómo que reposo!? ¿Que no puedo correr por una molestia en el tendón de Aquiles que no me molesta al entrenar? ¿Y la media que voy a correr dentro de 3 semanas? ...Y nos hinchamos de Ibuprofeno, estiramos bien, hacemos algunos ejercicios que nos hacen más mal que bien y le aplicamos hielo después de los entrenos (o las bolsitas esas de calor/frío). ¿Te suena?

Como decía al principio, no tengo ninguna relación con la sanidad pero lo que si podemos usar es un poquito el sentido común y pensar en la pierna como un mecanismo. El tendón de Aquiles conecta el talón con los gemelos y el sóleo. El reparto de carga es del 50% (ya sé que el reparto es 48/52, pero es un dato no significativo). Nos dicen que, cuando corremos por superficies duras, los tendones de Aquiles sufren más. También leemos sobre la tremenda carga que soportan al correr (creo que son tres veces el peso del cuerpo) pero hay algo que no me termina de encajar.

El tendón es un cordón ligeramente elástico. Empieza plano en los músculos y termina como cordón en la inserción en el calcáneo (como mola lo de la «inserción en el calcáneo». Ayer le dije a mi jefe que tenía machacados el tríceps sural y el hueco poplíteo de estar todo el día de pie y teníais que ver la cara que le quedó). Todos sabemos que un estiramiento de tendón, cuando supera el límite de elasticidad no se recupera nunca. Muchas veces hay que recurrir a Van Steel (que es como le llaman algunos cirujanos al bisturí) para corregir el problema. El sentido común nos dice que si atamos una cuerda ligeramente elástica, como las cuerdas dinámicas de escalada, a una goma y tiramos, lo que se estira es la goma. En el juego del tendón de Aquiles con el músculo, el tendón es la cuerda y la goma son los gemelos y el sóleo. Ahora, empezamos a ver la luz. Lo que tira del tendón de Aquiles son los músculos. ¿Qué relación tienen, entonces, con la dureza del pavimento?

Yo soy un corredor normalucho tirando a malo, con sobrepeso y muy lento (con permiso de Miguel Ojordo). Cuando corro, talono, que quiere decir que apoyo primero el talón y después el resto del pie. Los corredores de élite no talonan. Cuando voy corriendo, en el momento de apoyar el pie en el suelo, lo primero que apoyo es el talón. ¿Qué le pasa al tendón de Aquiles en ese momento? La lógica nos dice que no tendría por qué estar sometido a tensión, sino que estaría sometido a una compresión. Entonces, ¿por qué sufre el tendón? Sufre porque los músculos se contraen y tiran de él. Y, ¿qué tiene que ver lo que tira el músculo con la dureza del suelo? Que cuanto más duro es el suelo, los gemelos y el sóleo se contraen con más rapidez, con lo que el tirón que le pegan al tendón es más brusco. Y, ¿por qué a veces nos duele el tendón y a veces no? La tendinitis de Aquiles es el efecto, cuyo dolor intentamos calmar. Pero si no actuamos sobre la causa, que son los gemelos y el sóleo, el dolor volverá. Si los gemelos tienen contracturas o tienen un acortamiento por no estirar, o los tenemos cansados y no corremos cómodos, no solucionaremos el problema del tendón de Aquiles.

Con esto quiero llegar a que lo más importante no es tratar la tendinitis de Aquiles, sino evitar aquello que la produce. Dicen que el cuerpo, si se trata bien, puede durar toda la vida. Tratemos bien a nuestro tríceps sural:

Estirar bien los gemelos y el sóleo después de entrenar, utilizar calzado con amortiguación para evitar el impacto (amortiguación, pero no excesivamente blanda si tienes sobrepeso, para que el recorrido del talón durante la amortiguación no sea demasiado grande), masajear los gemelos (con cariño), darles descanso, acudir al fisio (si acostumbras hacerlo) y evitar el calzado plano para que los gemelos no sufran. También es importante evitar calzado que vaya presionando contra el tendón de Aquiles, que si lo tenemos sensible, no le va a hacer ningún bien recibir golpecitos. Si nada de esto funciona, podemos usar las técnica clásica de achacarle a nuestra tendinitis crónica un mal resultado en una carrera.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Carrera Popular Torre de Hércules

Por la mañana llovía. Me puse el impermeable, subí al coche y me acerqué a la Torre de Hércules. El parking estaba lleno por lo que tuve que dejar el coche un poco más lejos. Me di cuenta de que me había dejado el reloj con GPS en casa y de que tampoco había traído el podómetro. Solución de emergencia: usar el khenéfono como cronómetro.

Había cola para recoger el dorsal. Allí me saludó José Luis, que se había quedado un poco descolocado el día anterior por una broma que dejé en Correr en Galicia, relatando la crónica de una carrera que todavía no se había hecho (ésta). Nos echamos unas risas.

Cuando me dieron el dorsal me dirijí hacia la torre. Oí que me llamaban de un grupito. Eran los del foro, y yo, una vez más, había llegado tarde a la kedada. Nos hicimos unas fotos. Me soprendió ver que con Dani había venido un fotógrafo. Dani había dicho que iba a venir con una cámara y con el trípode. La última vez que oí decir de alguien que le llamaban «el trípode», estaban haciendo referencia a su descomunal pene, por lo que no sé muy bien qué había querido decir Dani con lo del «trípode» XD.

Saludos varios. Echo de menos a Marina, a Vicente, a Moncho y al resto del «grupo de Santiago». También eché de menos a Guille. Contaba ver pasar por allí a Mijail, pero no apareció. Antonio tampoco vino en esta ocasión. Calenté un rato con José María. Saludé a Xan, que se había afeitado la cabeza dejándose dos rayos a los lados y un signo de sumar en el cogote. Los Pastelarhum estábamos otra vez al 80%.

Le pregunto a José María por su espalda y le hago una reflexión acerca de que todos terminamos lesionados, de si será por entrenar mal o porque el running pasa factura. Él me contesta «que ya tenemos unos años». Nos encontramos con Dani, calentamos un poco más y nos dirigimos a la salida. Allí pude saludar a Dulce, pidiéndole que me contagiara un poco de gripe A (fueron dos besos en la mejilla, malpensaos).

Dan la salida. Esta vez no fui con Miguel porque quería saber cual era mi estado de forma. La carrera comenzó en pendiente y me aproveché de ello. Al cabo de un rato me alcanzó Bardallas. Fuimos trotando y charlando, con una conversación muy agradable. Le pregunté por el origen de su nick pero me olvidé de preguntarle su nombre en el Mundo Real. Al cabo de un rato nos separamos y lo vi alejarse con su camiseta naranja.

Si la primera mitad había sido fundamentalmente en pendiente, la segunda mitad era mayormente en cuesta. A mitad de la cuesta, una sorpresa: una bajada que me permitió recuperar el resuello. Otra subida y ya la vi a lo lejos, erguida, imponente, torre gris sobre fondo gris, desde tiempo de los romanos, desafiando al Atlántico, la Torre de Hércules. Una procesión de corredores daban color a la subida a la Torre. ¿Subida a la Torre? ¡Glups! ¿Pero no se acababa en la rotonda? Pues va a ser que no.

Llego a la rotonda y veo la cuesta que lleva a la Torre. Aprieto los dientes y comienzo a subir. En la subida me encuentro con José Carlos Tuñas, animando como siempre. Le pregunto (en broma, que parece que hay que aclararlo todo): «¿Cuántas vueltas son?» El me contesta: «¡Tres! ¡Al llegar a la Torre ya te tocan la campana!» Otro que estaba con él me grita: «¡Hay que dar la vuelta a la Torre!». Rezo para que eso forme parte de la broma. Faltan cincuenta metros y, desde un lateral, una cara joven se queda mirando para mí. «¿Corredor Galego?» le pregunto «Sí» me contesta él. Era un nuevo forero que me había dicho que se iba a presentar a los del foro en esta carrera.

Por fin, la meta. Paso de largo y, me despisto un poco de donde se cogía el agua y la camiseta. Bardallas me llama y me acerco a la cola a charlar con él. Hace ya un buen rato que dejó de llover y ahora asoma el sol entre las nubes. Recojo el agua y la camiseta blanca, que lleva un enorme dibujo de la Torre de Hércules en la espalda.

Charlo con varios amigos y saludo a algunos conocidos. Al poco llega Miguel. Charlamos un rato y me cuenta un chiste venezolano «de torres». Nos despedimos y, cuando iba hacia el coche veo a Booker y a María. Los saludo por sus nicks (no conozco el nombre de él) y charlamos un rato. Le pregunto por su hijo, Manwe y me cuentan que está entrenando, aunque no tan duro como debiera. Aún así, yo creo que nos va a dar una sorpresa en la Pedestre. Me comenta que los años van pesando y que los kilos más. Hablamos de Murakami y su libro «del correr».

Me despido y me voy hacia el coche. Estoy satisfecho por el resultado. He corrido a 5'/km. Ya he recuperado mi ritmo de crucero :-D. Si todo va bien, dentro de un par de semanas iré a otra carrera, esta vez de 12 km, aunque todavía no sé a cual: Arteixo o Vigo+11. Me apetece más la de Vigo.

Ha sido una bonita mañana de domingo ;-D

lunes, 14 de septiembre de 2009

Mañana atlética y solidaria en Coruña

Tras dedicar dos días de esta semana a entrenar, este domingo decidí participar en una carrera solidaria en Coruña. Los entrenamientos habían sido un rodaje de 45 minutos el martes, y series de 1 minuto el jueves. El viernes tenía dolorido el talón de Aquiles derecho y un tendón de la rodilla de la misma pierna. El domingo por la mañana no me dolía nada. Fui hasta el estadio de Riazor donde me enontré con un montón de conocidos y amigos del foro: 95min, Elyana, Ojordo, Cecebre, joseluisquintelajulian, Jeff, Jotaeme, Xan_de_Ris, Tara, Vicky, Alber, Bardallas, Tintín, Sioux, Booker, Maria y Javiyl (creo que se escribe así). Creo que me olvido de alguien, pero seguro que sabrá perdonarme. El equipo Pastelarhum estaba casi al completo. Sólo faltaba Banderas, nuestro magnífico capitán.

La salida se retrasó un poco a causa de los rezagados que venían a inscribirse a última hora, pero creo que a nadie le molestó. Salimos al oir el pistoletazo. Mi compañero de fatigas durante los siguientes seis kilómetros y medio fue Miguel, tan grande como buena persona. Nada más salir, un zumbao, queriendo hacerse el simpático, empezó a gritarnos que no quedaba nada hasta la meta, a lo que yo le contesté con un «¡No nos mires! ¡Únete!».

Miguel y yo seguimos hacia el monumento a las víctimas del terrorismo, pasando por la aguja del Millenium (nada que ver con las novels de Stieg Larsson) y por el funicular del Monte de san Pedro. Un poco más allá, un pulpo hecho de azulejos nos miraba con descaro. Llegamos al avituallamiento y cogimos sendos botellines de agua. Por el camino nos saludó Sioux, que iba controlando que la carrera discurriera con normalidad.

Fueron pasando los kilómetros y, a falta de unos 800 metros, Cecebre vino a correr a nuestro lado. Estuvimos de charleta hasta la meta. Al llegar a Riazor, oí a una chica llamarnos ¡guapos! (no, no era ni mi madre ni mi novia). Miguel miró para atrás y dijo en alto: «¿Quién viene detrás, que le llaman guapo?» a lo que la chica contestó que era por nosotros. Por fin la meta, donde nos recibieron unos aplausos. Le dije a Miguel que tenía que correr más a menudo a su lado, que a mí solo nunca me pasaban esas cosas.

Botellita de Powerade, camiseta y reunión con la gente de «Correr en Galicia». Nos quedamos a ver la entrega de trofeos y al posterior sorteo. A Miguel le tocó una «Colchoneta de Masaje Jintsu» (o algo parecido). Lo curioso es que, cuando anunciaron qué iban a sortear, él comenzó a cachondearse del regalo en cuestión y..¡zaca! ¡regalito para el caballero!

Fue una agradable mañana en la mejor compañía. El domingo que viene habrá que ir a la Torre de Hércules a correr otros 7 km. ¿Vendrá Banderas esta vez y se reunirán de nuevo los Pastelarhum? Amigo Banderas, la pelota queda en tu tejado ;-D

domingo, 6 de septiembre de 2009

Fin de semana

El sábado, según el plan del micoach, me tocaba un rodaje de 45 minutos. Cuando empecé a ponerme la ropa me di cuenta de que me había olvidado en casa la malla. Si fuera la camiseta podría usar una de algodón pero sin pantalón era otra historia. Así que me puse unos vaqueros y un camiseta y fui a Athletics. Compré una malla New Balance y volví a casa a cambiarme. Fui al parque de Castrelos y estuve rodando 45 minutos. Las primeras dos vueltas (1200 m/vuelta) tuve a mi hijo corriendo a mi lado. Al principio de la tercera vuelta decidió que prefería jugar en el parque infantil y dejar que papá corriera solo. Terminé con unas rectas.

El domingo me tocaba una hora de rodaje. Fui a Castrelos y empecé a dar vueltas. Cuando estaba terminando vi a un tipo delgado con cara de velocidad que corría que se las pelaba con expresión de estar calentando. Me fijé bien (era difícil no mirar para él, con una camiseta amarillo canario a juego con las zapatillas) y creo era Daniel Bargiela, porque a la velocidad que corre es difícil estar seguro X-D.

Al que no vi fue al presidente de la Xunta


viernes, 4 de septiembre de 2009

Vuelta a la normalidad

Ya se acabaron las vacaciones y casi, casi el verano. Vuelta a la «normalidad» (aunque ya me gustaría a mí que la «normalidad» fuera tener mucha pasta y estar de vacaciones todo el año). Entré en la web de micoach y me puse un objetivo: «Media Maratón Volta á Ría de Ferrol». ¿Fecha? Mediados de diciembre. Tenía que escoger entre 7 grados de dificultad. Por defecto me ponía el 6º, que era terminarlo en 1h45'. El grado 7 era terminarlo en 1h35'. «Ni de coña», pensé. Pero luego lo pensé mejor y marqué el 7.

El martes empecé con el entrenamiento. El plan original era de 6 días por semana y 5 meses de duración. Yo lo ajusté a 4 días por semana y cuatro meses escasos. Me parece un poco exagerado lo de los cinco meses.

Primer día: 1 hora de rodaje. Quince minutos de calentamiento, media hora de trote y quince minutos de descalentamiento. Terminé con unas rectas, tal y como recomiendan los que saben de esto. La entrenadora del khenéfono se mostraba inflexible:«¡Acelera hasta la zona verde!¡Reduce hasta la zona azul!» y yo, obediente, iba siguiendo sus indicaciones. Los dos días siguientes tuve agujetas.

El segundo entrenamiento fue el jueves. ¡Series! Por si fuera poco, ¡¡¡series cortas!!! Fueron 6 repeticiones de 30 segundos a más de 173 ppm, con recuperaciones de 1 minuto entre ellas y otro minuto entre cada grupo de dos. Pensé que me iba a costar más llegar a la zona roja del pulsómetro pero me resultó muy sencillo. Es lo que tiene la vida sedentaria, que te suben las pulsaciones a nada que te muevas. Durante los sprints llegué a 183 ppm. Tengo sobrepeso pero tampoco estoy en tal mal estado como pensaba.