Tras dedicar dos días de esta semana a entrenar, este domingo decidí participar en una carrera solidaria en Coruña. Los entrenamientos habían sido un rodaje de 45 minutos el martes, y series de 1 minuto el jueves. El viernes tenía dolorido el talón de Aquiles derecho y un tendón de la rodilla de la misma pierna. El domingo por la mañana no me dolía nada. Fui hasta el estadio de Riazor donde me enontré con un montón de conocidos y amigos del foro: 95min, Elyana, Ojordo, Cecebre, joseluisquintelajulian, Jeff, Jotaeme, Xan_de_Ris, Tara, Vicky, Alber, Bardallas, Tintín, Sioux, Booker, Maria y Javiyl (creo que se escribe así). Creo que me olvido de alguien, pero seguro que sabrá perdonarme. El equipo Pastelarhum estaba casi al completo. Sólo faltaba Banderas, nuestro magnífico capitán.
La salida se retrasó un poco a causa de los rezagados que venían a inscribirse a última hora, pero creo que a nadie le molestó. Salimos al oir el pistoletazo. Mi compañero de fatigas durante los siguientes seis kilómetros y medio fue Miguel, tan grande como buena persona. Nada más salir, un zumbao, queriendo hacerse el simpático, empezó a gritarnos que no quedaba nada hasta la meta, a lo que yo le contesté con un «¡No nos mires! ¡Únete!».
Miguel y yo seguimos hacia el monumento a las víctimas del terrorismo, pasando por la aguja del Millenium (nada que ver con las novels de Stieg Larsson) y por el funicular del Monte de san Pedro. Un poco más allá, un pulpo hecho de azulejos nos miraba con descaro. Llegamos al avituallamiento y cogimos sendos botellines de agua. Por el camino nos saludó Sioux, que iba controlando que la carrera discurriera con normalidad.
Fueron pasando los kilómetros y, a falta de unos 800 metros, Cecebre vino a correr a nuestro lado. Estuvimos de charleta hasta la meta. Al llegar a Riazor, oí a una chica llamarnos ¡guapos! (no, no era ni mi madre ni mi novia). Miguel miró para atrás y dijo en alto: «¿Quién viene detrás, que le llaman guapo?» a lo que la chica contestó que era por nosotros. Por fin la meta, donde nos recibieron unos aplausos. Le dije a Miguel que tenía que correr más a menudo a su lado, que a mí solo nunca me pasaban esas cosas.
Botellita de Powerade, camiseta y reunión con la gente de «Correr en Galicia». Nos quedamos a ver la entrega de trofeos y al posterior sorteo. A Miguel le tocó una «Colchoneta de Masaje Jintsu» (o algo parecido). Lo curioso es que, cuando anunciaron qué iban a sortear, él comenzó a cachondearse del regalo en cuestión y..¡zaca! ¡regalito para el caballero!
Fue una agradable mañana en la mejor compañía. El domingo que viene habrá que ir a la Torre de Hércules a correr otros 7 km. ¿Vendrá Banderas esta vez y se reunirán de nuevo los Pastelarhum? Amigo Banderas, la pelota queda en tu tejado ;-D
La salida se retrasó un poco a causa de los rezagados que venían a inscribirse a última hora, pero creo que a nadie le molestó. Salimos al oir el pistoletazo. Mi compañero de fatigas durante los siguientes seis kilómetros y medio fue Miguel, tan grande como buena persona. Nada más salir, un zumbao, queriendo hacerse el simpático, empezó a gritarnos que no quedaba nada hasta la meta, a lo que yo le contesté con un «¡No nos mires! ¡Únete!».
Miguel y yo seguimos hacia el monumento a las víctimas del terrorismo, pasando por la aguja del Millenium (nada que ver con las novels de Stieg Larsson) y por el funicular del Monte de san Pedro. Un poco más allá, un pulpo hecho de azulejos nos miraba con descaro. Llegamos al avituallamiento y cogimos sendos botellines de agua. Por el camino nos saludó Sioux, que iba controlando que la carrera discurriera con normalidad.
Fueron pasando los kilómetros y, a falta de unos 800 metros, Cecebre vino a correr a nuestro lado. Estuvimos de charleta hasta la meta. Al llegar a Riazor, oí a una chica llamarnos ¡guapos! (no, no era ni mi madre ni mi novia). Miguel miró para atrás y dijo en alto: «¿Quién viene detrás, que le llaman guapo?» a lo que la chica contestó que era por nosotros. Por fin la meta, donde nos recibieron unos aplausos. Le dije a Miguel que tenía que correr más a menudo a su lado, que a mí solo nunca me pasaban esas cosas.
Botellita de Powerade, camiseta y reunión con la gente de «Correr en Galicia». Nos quedamos a ver la entrega de trofeos y al posterior sorteo. A Miguel le tocó una «Colchoneta de Masaje Jintsu» (o algo parecido). Lo curioso es que, cuando anunciaron qué iban a sortear, él comenzó a cachondearse del regalo en cuestión y..¡zaca! ¡regalito para el caballero!
Fue una agradable mañana en la mejor compañía. El domingo que viene habrá que ir a la Torre de Hércules a correr otros 7 km. ¿Vendrá Banderas esta vez y se reunirán de nuevo los Pastelarhum? Amigo Banderas, la pelota queda en tu tejado ;-D
4 comentarios:
se ve que os lo habeis pasado bien...
lastima que no vinierais a Ourense (Penedos), me parecio ver a Mr dixie, ¿un tio alto muy alto? lo pase bajando... ventajas de ser pequeñin
un saludo
Mr. Dixie es un tío muy alto pero es de tres horas y pico en maratón. O has mejorado mucho, o iba muy cascado, o no era él ;-D
hice la media maraton, vamos los 20 km .
a mi me parecio el, no es lo mismo asfalto que monte.
mejorado algo he mejorado, pero no para tanto
la media la hice en 2 horas 11 minutos
mi cronica (alli estan las clasificaciones)
http://oscarunin.blogspot.com/2009/09/penedos-do-lobo-maraton-de-montana-y.html
KHENE Mr dixie corrio el maraton, ellos salian 30 minutos antes pero tenian 3 km mas hasta donde yo lo alcance.. osea que es normal..dado que ademas de tener que guardar fuerzas para la segunda parte.. tuvieron que salvar el cortafugos inicial que nosotros pillamos a mitad camino en el cross
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