viernes, 25 de febrero de 2011

Cross de Valença

Ellos creyeron que les estaba haciendo un favor cuando en realidad el favor me lo estaban haciendo a mí.

Fotografía por cortesía de Roberto «Canido»

El domingo madrugué para estar a las 8 en Valença do Minho. La niebla que me acompañó durante todo el camino se levantó poco antes de llegar a la frontera con Portugal. Llegué a las «Portas do Sol» poco antes de que el susodicho hiciera acto de presencia. Todo el mundo estaba atareado ultimando detalles para la carrera. Ayudé en lo que pude: a montar la carpa, a mover las bolsas del corredor, a acompañar a Antonio a revisar un tramo del recorrido y encintar lo que hiciera falta, ...

A falta de más de una hora para el comienzo de la prueba, comenzaron a llegar los corredores más madrugadores. La lluvia llevaba un buen rato cayendo, a veces indolente, a veces con rudeza. Unos granizos se colaron entre la lluvia como queriendo recordar que estamos en febrero y que el frío todavía es dueño y señor, a falta de un mes para la primavera. A escasos minutos para el comienzo de la prueba, dieron la orden de situarnos en nuestros puestos. Antonio me había reservado un puesto privilegiado, con unas vistas fabulosas.

Unos minutos de espera y apareció el primer corredor, Akka Essaadaoui. Desde lo alto de las murallas la gente jaleaba a los corredores según iban pasando: ¡Venga, Akka! ¡Ánimo, Paco! ¡Força, Carlos! ¡Sigue, Asdrúbal! ¡Vas bien, David! Yo admiraba el esfuerzo de los corredores, para mí desconocidos salvo el marroquí Akka Essaadaoui y el portugués Carlos Sa. El cuerpo de los corredores hablaba de la dureza de la prueba: los cuádriceps hinchados por el esfuerzo, la cara congestionada, la expresión de sufrimiento, el ritmo lento, las salpicaduras de barro... Yo lo observaba todo, al tiempo que disfrutaba con la experiencia de ser un mero poste indicador. Llovía y hacía frío pero iba bien pertechado.

Llega la última vuelta. Miro, nuestro corredor escoba, iba de paseo al lado de la chica que cerraba la embarrada comitiva. Aplaudimos cuando pasaron a nuestro lado y nos fuimos a la meta. Los corredores que ya habían llegado irradiaban felicidad. Nada que ver con las expresiones de dolor de unos minutos antes. Aplaudimos a los últimos llegados y nos organizamos para recoger. Antonio y yo fuimos a recoger estacas y cintas de la zona que nos había tocado. Caminamos por el mismo sitio por donde habían pasado los atletas. El barro y el agua casi rebasaban los 20 centímetros de caña de mis botas. También recogemos los carteles: «Cuidado, perro peligroso», «Riesgo eléctrico», etc.

Volvemos con nuestra carga a la salida, la dejamos donde corresponde y subimos a la fortaleza para la entrega de premios. Es la primera vez que veo que el ganador de la prueba no aparece para recoger su premio. Él sabrá. Pedro, alma máter de la carrera, le entrega una placa a Carlos Sá, que aparcó esa mañana sus entrenos para el Maratón des Sables para participar en este cross. 

Me despido de los amigos y me vuelvo a casa. Estoy cansado sólo de verlos correr. Por la tarde, Antonio me llama y me hace entrega de un detallazo por parte del club. Esto es lo máximo. Me dan la oportunidad de colaborar en la organización de una carrera preciosa, la veo desde un puesto privilegiado y encima me hacen un regalo. No tengo palabras (quiero decir que no tengo más palabras, que encima de estas líneas tengo unas cuantas)  ;D

sábado, 19 de febrero de 2011

Siguiendo el Nuevo Plan

Parece que, de momento, he acertado con el nuevo plan. Ayer hice 5x2000, completando 17 km. Hoy tocó un rodaje estándar de 65' en los que completé 11 km y pico. Los ritmos son exigentes pero factibles y me sento bien cuando termino, con la sensación de que ha sido un entreno bien hecho y provechoso. Mañana me toca descansar. El largo de 105' lo dejaré para el lunes.

También me he dado cuenta de que el estiramiento de isquiotibiales lo hacía mal, por lo que resulta que nunca he estirado los isquios. A ver si noto alguna mejoría.

Lo que no doy bajado es el peso. Dicen que comiendo menos se consigue adelgazar, pero no sé si fiarme de esas teorías modernas XD

Mañana iré a Valença a echar una mano al club. Creo que nos vamos a mojar de lo lindo. En el próximo post contaré cómo ha ido.

viernes, 18 de febrero de 2011

Definiendo Objetivos: Confianza en el Nuevo Plan

Faltan 2 meses para el Maratón de Madrid. Mi intención inicial era seguir el plan de 3h30' de Rodrigo Gavela. Hace poco me di cuenta de que estaba haciendo el imbécil. Tras un día de Fartlek y otro con un rodaje de una hora, noté molestias en la parte baja de las piernas. Eran algo más que agujetas. Algo no iba bien. Les di unos días de descanso y volví a trotar. 

Analizando el plan de Gavela me di cuenta de que algunos de los entrenamientos eran estratosféricos. Yo no podía hacer esas series ni correr aeróbicamente a esos ritmos. Sí podía mantener el ritmo del rodaje pero no era efectivo para el objetivo que estoy persiguiendo. En el plan había una coletilla donde venía para qué corredores estaba destinado el plan. Obviamente no era para mí.

Bajé la cabeza, con humildad, y reconocí que soy un corredor mediocre que no tiene tiempo para entrenar adecuadamente. Necesitaba otro plan urgentemente.

Comprobé que Gavela tiene un plan para 4h30' y otro para 3h30'. Yo quiero hacer 4 horas menos 1 segundo pero no existía ese plan intermedio. Así que, ayer, armado de calculadora y usando el sentido común, me dispuse a diseñar un plan para terminar el maratón en algo menos de 4 horas. Ahora ya he establecido mi objetivo y mi ritmo.

Ritmo: 5'30"/km
Objetivo principal:    3h 50'
Objetivo secundario: 4 h

He tenido que estimar los ritmos de los rodajes y de las series. Algunas van en función de la velocidad-objetivo. Otras, la media entre los dos planes. No sé si será muy ortodoxo pero es el plan que voy a seguir y en el que voy a confiar. Si sigues un plan tienes que confiar en él.

Si me equivoco, me habré equivocado solo. Espero que no. Iré dejando por aquí el plan. Cuando tenga tiempo lo pasaré a una Excel y lo publicaré como PDF .

martes, 15 de febrero de 2011

60 Reglas para el Corredor de Maratón

Las 60 reglas del corredor de maratón:

I Usa tu cabeza.

II Tu entrenador siempre tiene razón.

III Los maratonianos no buscan excusas.

IV Si fuera fácil, todo el mundo podría hacerlo.

V Vigila tu juego de piernas.

VI Algunos nacen maratonianos, algunos consiguen el estatus de maratoniano, y algunos tienen el «maratonianismo» asomando por encima de ellos.

VII Un maratoniano es sólo tan bueno como sus zapatillas.

VIII Aprende de tus errores.

IX Controla tu fuerza.

X La carretera para alcanzar el status de maratoniano está pavimentada de "caballos perdedores".

XI No te vuelvas chulo.

XII Nunca mires atrás.

XIII No te duermas en los laureles.

XIV Mantén tus ojos en la recompensa.

XV Analiza la situacion.

XVI El fracaso no es una opción.

XVII Los maratonianos toman decisiones.

XVIII No empieces algo que no puedas terminar.

XIX Ningún nudo se desata solo.

XX El simple hecho de ser maratoniano es, en sí mismo, una recompensa.

XXI No te dejes arrastrar por el pánico.

XXII Anticípate.

XXIII Tómate tu tiempo para hacer el trabajo correctamente.

XXIV No existe "intentarlo"

XXV Enfréntate a tus miedos.

XXVI El que abandona nunca gana y un ganador nunca abandona.

XXVII Espera lo inesperado.

XXVIII Nunca hagas algo a medias.

XXIX Sin dolor, no hay beneficio.

XXX Cuida tu espalda.

XXXI Estate preparado.

XXXII Si pareces un maratoniano, te sentirás como un maratoniano.

XXXIII Cuanto mayor sea tu agilidad, mayor será tu habilidad.

XXXIV O es educación o es eliminación.

XXXV Juega según las reglas.

XXXVI Simplemente hazlo!

XXXVII Los tramposos nunca prosperan.

XXXVIII Pon el pasado detrás de ti.

XXXIX Sé más listo, corre mejor, corre más lejos.

XL No pares por los aplausos.

XLI Nunca digas nunca.

XLII La presión hace diamantes.

XLIII Siempre hay un pez mayor.

XLIV Nunca apartes los ojos de tu objetivo.

XLV Un maratoniano nunca olvida a sus seguidores.

XLVI Tienes que estar enfocado.

XLVII Ser maratoniano no se trata de trofeos.

XLVIII No puedes ser un maratoniano con el estómago vacío.

XLIX Abandonar es para novatos.

L Cuanto más te cueste conseguirlo, mejor será el resultado.

LI Nunca muestres tu cansancio.

LII Los maratonianos se hacen, no nacen.

LIII Sin valor, no hay gloria.

LIV Los tres elementos más importantes son entrenar, entrenar, entrenar.

LV Cuando la marcha se vuelve dura, la dureza comienza a marcharse.

LVI Concéntrate!

LVII Un maratoniano es simplemente una persona normal con el entrenamiento adecuado.

LVIII No hay atajos.

LIX Siempre estás entrenando.

LX Llega hasta el final.


(Traducidas, escogidas y ligeramente adaptadas de las CI reglas de Phil, el entrenador de héroes, de la película de Disney «Hércules» ;-D )

NOTA: No las cambié mucho. Sólo cambié la palabra «Héroe» por «Maratoniano» porque, para mí, cualquiera que es capaz de terminar un maratón es un héroe.

lunes, 14 de febrero de 2011

viernes, 11 de febrero de 2011

¿¡Bonita tarde!?

Hoy me tocaban cambios de ritmo. El plan era sencillo. Con la ayuda del Forerunner planifiqué 7 repticiones de 45" a ritmo alto, seguidos de 4' a ritmo lento. Previamente, calentamiento. Posteriormente, descalentamiento.


Llego a casa a comer. Le pregunto a mi chica qué está haciendo de comida y me contesta que pescado cocido. Guay. Así puedo salir después de comer, con el estómago poco lleno. «Como es poco pescado», añade, «también traje unos callos de entrante». Unos callos de entrante. ¿¿¿¡¡¡Unos callos de entrante!!!??? Ni que decir tiene que repetí callos y que mi estómago no estaba precisamente vacío cuando salí a correr.

Me preparo para salir y mi chica me dice: «Que entrenes bien. Y no te mojes mucho». ¿No-te-mo-jes-mu-cho? ¿Acaso está lloviendo? Pues sí. Vaya aguacero que estaba cayendo. Bajo a la calle, conecto los gadgets y salgo a correr. Me cruzo con otro corredor, de los de sudadera gris de algodón, y le digo: «¡Hola!¡Bonita tarde!» A lo que me contesta: «¿¡Bonita tarde!?» seguido de un gruñido que no pude entender (quizá haya sido mejor no haberlo entendido).

Sigo con el entreno. Primeros 45" a rimo fuerte. 10 segundos, 20 segundos, 30 segundos, ¡riiinggg, riiing! El móvil está sonando. ¿¡El móvil está sonando!? No reconozco el número. Descuelgo y el interlocutor me llama por mi nombre. Era una persona relacionada con mi trabajo que me estaba haciendo una consulta. «No te oigo bien», me dijo él. «¡Arf, arf, es que estoy corriendo, arf, arf!» le contesté yo. Le doy un solución al problema, cuelgo, y sigo corriendo.

Sigue lloviendo pero no hace viento. Llego al final del paseo, doy media vuelta y... ¿¡que no hace viento!? No lo notaba porque lo llevaba de espaldas. Vaya ventarrón. Creía que la alerta naranja por viento era para el domingo.

Sigo adelante y me cruzo con otro corredor al que saludo y me corresponde. Termino otros 45" rápidos. Noto la zapa un poco floja. Miro para el pie y veo un tenis desatado. ¿¡Un tenis desatado!? A parar y a atarlo. De paso aprieto los cordones del otro. Me cuesta ponerme de nuevo en movimiento. Sigo adelante hasta completar los 7 cambios de ritmo.

Comienza el descalentamiento. El Forerunner pita diciendo que vaya más rápido. Yo, mentalmente, lo mando a freir espárragos y lo amenazo con tirarlo al río. No me hace caso y no tengo valor para cumplir mi amenaza. Voy por una zona más resguarda y casi no hace viento. La lluvia ha amainado y, como son las siete de la tarde, no hace frío. ¿¡Que no hace frío!? Cominezo la subida del tramo final y veo el «aliento de dragón» saliendo de mi boca y nariz. Bueno, ya falta poco. Pensaba salir mañana a correr pero va a ser mejor dejar el día como descanso.

Llego al portal de casa y cruzo dos palabras con unos vecinos. La chica mira para mí con cara de susto. Pues no voy tan mojado (bueno sí, estoy empapado y la ropa gotea). Subo al ascensor y me miro al espejo. Comprendo a la chica. Abro la puerta de casa me acerco a mi compañera/amiga/amante/esposa/chica ideal. «Te acuerdas de lo que escribí acerca de los pezones y el vello? Pues es mentira.», le digo mientras señalo las dos manchas de sangre en la camiseta. Una vez más, sangran por la base, en la parte inferior, pero esta vez no hay vello que valga. Sigo con la idea de que no hay abrasión pero la hipótesis del vello estrangulador ya no se sostiene.

Ahora estoy intentando conectar el Forerunner al ordenador y no hay manera. Así que cierro este post y me pondré a pelearme con la tecnología. ¡Hasta la próxima, amigos!

Pezones Sangrientos

En la Media de Viana tuve un problemilla que es bastante habitual entre los «corredores Pop»: Me sangraron los pezones. Fue una estupidez por mi parte porque tengo ¡tres cajas! de Fixomull Stretch para evitarlo.


Siempre que mencionan el problema de los pezones sangrantes hablan de la abrasión producida por el roce con la camiseta. En mi caso no es así. A mí me sucede que el vello pectoral se enrosca en el pezón y, poco a poco, va estrángulándolo. Con el frío, el pezón erecto va rozando contra ese pelito que está apretado en la base. Al final se produce el corte. Es fácil de comprobar porque, mientras cura, las postillas están por la base del pezón y no en la parte superior. He recortado con unas tijeritas todo el vello de la zona circundante. El lunes salí a rodar hora y media, a ver qué pasaba. No pasó nada, a pesar del frío que hizo.

Estoy entrenado con un pequeño desfase temporal que pienso atajar en un par de semanas. No es nada grave. Sólo es que llevo los entrenos con un día de retraso y el largo dominical lo hago el lunes. Este lunes hice un entreno agotador. Fue hora y media en progresión, empezando a 6'/km y terminando a 4'45"/km. Debía de hacer 10' a ese ritmo pero no pude hacer más de 5. Al día siguiente, agujetas.

Hoy salí a rodar con un poco de miedo en el cuerpo. Ayer estuve colaborando en la extinción de un incendio y tragué bastante humo. Tuve algo de molestias en el pecho y esta mañana me dolía la cabeza. No sabía si era por dormir poco, por el estrés de la situación, por el humo inhalado o por un poco de todo. Por la tarde me pasó del todo (gracias al ibuprofeno). Salí a rodar con miedo de que el humo me hubiera afectado de alguna manera. Fue todo bien. Buenas sensaciones. Cuando llevaba 7 kilómetros empecé a notar un poco de sensación de que no iba tan cómodo con la respiración. Comprobé en los «gadgets» mis «constantes vitales» y los «datos de carrera» (¡Uaaaaauuuuu! ¡Cómo suena eso! :D Bueno sí, suena un poco pedante XD)) Quizá suene más friki que pendante. No sé, no sé XD En fin, a lo que iba...) y observé que estaba pasado de ritmo y de pulsaciones. Las molestias eran algo natural. Reduje el ritmo y me pasó enseguida.

Mañana me tocan cambios de ritmo. A ver qué tal se me dan.

sábado, 5 de febrero de 2011

Miradas

Salgo a correr un sábado por la tarde, aprovechando que el chaval está jugando un partido de fútbol-sala. Tengo una horita y lo empleo en correr por el paseo de O Burgo. ¡Ups! ¡Esto está un poquito más transitado que cuando vengo de noche! No hay corredores, sólo gente paseando: niños, ancianos, bicicletas, sillas de ruedas, patines, ... Mi camiseta naranja fluorescente de la Media Maratona Manuela Machado destaca entre los abrigos grises, negros y marrones. La gente me mira al pasar. ¡Mucha gente me mira al pasar! ¡Coño, un vecino! Holaaaaaa...

Durante un entreno, cuando nos cruzamos con alguien que va paseando y tú vas luciendo tu camiseta técnica de colores vivos, tus ajustadas mallas negras cortas y tus zapas con reflectantes, pueden ocurrir un montón de situaciones distintas.

Están los que nos miran a la cara: Unos intentan reconocer en el corredor a un amigo, vecino o conocido. Te dirigen una mirada fugaz y siguen a lo suyo. Claro que también puede ser que se fijen en  tu cara sofocada por el esfuerzo y te dediquen un pensamiento del tipo «a ese le va a dar algo», «hay que estar chalado para ponerse a correr con la tarde tan buena que hace» o «con el frío que hace, va a pillar un resfriado». Esta última opinión corresponde habitualmente a personas con un alto coeficiente maternalista y suele ser acompañada con el pensamiento de «con lo abrigadito que iría con un gorrito de lana de angorina y unos calzoncillos de ganchillo».

Después de mirarnos a la cara, algunos dirigen la mirada a la camiseta. Casi puedes oir sus pensamientos: «este tío debe correr mucho que la camiseta es de un medio maratón» o «alguien le debió de regalar esa camiseta, que con esa tripa éste ya no puede con su alma». Unos pocos piensan «¡mira qué chula es la camiseta de la Media de Viana de este año!». Estos ya sabéis quienes son.

En ocasiones, la mirada se dirige a la entrepierna, donde las mallas ajustadas cubren pero no disimulan un bulto, asaz encogido por el frío y el esfuerzo, pero que puede llevar a algunas personas a asombrarse por la falta de decoro del corredor.

Por último, hay unas pocas personas, casi indistinguibles de las demás, que miran a un lugar distinto de nuestra persona: los pies. Su primer pensamiento es: «¡unas Brooks Adrenaline GTS 10!». A continuación, te miran a la cara por si te reconocen y, cuando los sobreepasas, se quedan mirando tus piernas y pensando: «pisada levemente pronadora, tríceps sural poco musculado, zancada corta pero regular. Al llegar a casa tengo que calzarme las zapas y salir a entrenar». Cada vez que me cruzo con una persona así, siento que ya no voy corriendo solo, que estoy aprovechando la tarde tan buena que hace, que podría seguir corriendo hasta el infinito, que ya no hace frío, ... y me voy alejando con una sonrisa en los labios.