El viernes fui a recoger el dorsal a Baiona. Mientras estaba esperando mi turno, un corredor preguntaba a las chicas de la organización un par de datos acerca de la carrera. Las chicas no tenían ni pajolera idea, por lo que me brindé a aclararle al pobre hombre los detalles que preguntaba: salida, señalización, hidratación y perfil de la carrera.
Cuando volvía a Vigo, al pasar por Nigrán se me encendió un chivato del coche indicando que repusiera líquido refrigerante. Paré en «el» semáforo y vi que salía vapor del capó. Miré la aguja de la temperatura y ya marcaba 80ºC. Paré en cuanto pude y vi que salía refrigerante verde a chorros por debajo del motor. Lo demás ya lo podéis imaginar: llamar a un familiar para que recogiera a los niños, llamar al seguro para que me mandaran una grúa, etc. Para no olvidarme los dorsales los puse junto a los datos del seguro. Llegó la grúa, nos transportó a mi coche y a mí hasta el taller y dejé el coche para que me lo arreglaran. Al llegar a casa me di cuenta de que me había dejado los dorsales (míos y de mis hijos) en el coche.
Cuando volvía a Vigo, al pasar por Nigrán se me encendió un chivato del coche indicando que repusiera líquido refrigerante. Paré en «el» semáforo y vi que salía vapor del capó. Miré la aguja de la temperatura y ya marcaba 80ºC. Paré en cuanto pude y vi que salía refrigerante verde a chorros por debajo del motor. Lo demás ya lo podéis imaginar: llamar a un familiar para que recogiera a los niños, llamar al seguro para que me mandaran una grúa, etc. Para no olvidarme los dorsales los puse junto a los datos del seguro. Llegó la grúa, nos transportó a mi coche y a mí hasta el taller y dejé el coche para que me lo arreglaran. Al llegar a casa me di cuenta de que me había dejado los dorsales (míos y de mis hijos) en el coche.
Al día siguiente fui al taller. El hombre me dijo que se había rajado un manguito, que sólo lo tenían en el taller oficial de la marca y que estaba cerrado los sábados. El lunes, a primera hora, lo pedía, me lo colocaba y listo. Como hoy se me acaban las vacaciones y me vuelvo a Cambre, el hombre se ofreció a llevar mi coche, sin cargo alguno, y dejármelo en La Grela (A Coruña). Me despedí de él, agradeciéndole el inmejorable servicio y me fui volando a recoger las lentillas que había dejado reservadas y pagadas en la óptica. Más tarde, a la hora de comer, me di cuenta de mi gran despiste. Una vez más me había dejado los dorsales en el coche. En el taller no habría nadie hasta el lunes, por lo que este año me he quedado sin participar en la carrera de Baiona. Empiezo bien la temporada...
1 comentario:
definitivamente a ti y al pato Lucas.........y de paso la guardo como excusa es muy buena....
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