martes, 1 de noviembre de 2011

Recuerdo...

Recuerdo mi primera carrera. Fue en Vigo, mi ciudad natal. Una carrera solidaria donde tenías que buscar patrocinadores que pagaran por cada km que hicieras. Corría el año ochenta y pico y yo era un adolescente. Recuerdo que en la bolsa del corredor nos dieron un yogur de vainilla Larsa. Tenía un sabor delicioso. La corrí un par de años. Recuerdo subir hacia la calle Aragón, junto a mi vecina Marta y que ella estaba desfondada. Le pregunté qué le dolía y ella se dio cuenta de que no le dolía nada, que estaba bien. Terminamos juntos la carrera. Recuerdo las competiciones de atletismo en el colegio. Aquella carrera que gané a corredores de cursos superiores y que nadie me vio ganar, ni siquiera el fotógrafo de clase porque nadie esperaba que lo hiciera. Recuerdo la expresión de sorpresa de mi rival cuando le adelanté en los últimos 5 metros de carrera. Recuerdo mi primera media, también en el año ochenta y pico. Recuerdo los calambres, los kilómetros que hice andando y la meta frente al Náutico y el hotel Bahía. Recuerdo el dolor de rodillas y al médico dicéndome que las tenía que calentar antes de correr. Sigo sin saber cómo se hace eso.

Y entré en la Universidad y, al poco, dejé de correr.

Estos días me asaltan los recuerdos. Recuerdo a mi abuela ofreciéndome un pedazo de kaquí en los jardines del Pazo de Castrelos. Estaba un poco verde y me dio dentera. Ayer comí un kaqui por primera vez en mi vida y me acordé de mi abuela. Hoy preparé una salsa de tomate para tomar con la pasta y el recuerdo de mi abuela me llevó a prepararla como ella hacía en algunas ocasiones. Me salió deliciosa.

Trasteando por Facebook encontré a mi prima, que hace años que no sé nada de ella. Recuerdo que fue gracias a ella que conocí a Les Luthiers. También fue de ella de quien aprendí a experimentar en la cocina y a cocinar platos distintos, con lo que hubiera por las alacenas.

Ayer, después de cenar, tomé una copa. Hace años que no lo hacía. Una copa de ron añejo Santiago de Cuba, el que sólo se puede comprar en Cuba. Me acordé de mi antiguo jefe, que fue el que me la había regalado. Vendió la empresa y se prejubiló. Mi chica tomó un Madeira, en una copita de alabastro que compramos hace años en Camdem Town, en Londres, durante un viaje con nuestros amigos R y A. Recuerdo a nuestros hijos con cascos de Bobby paseando entre los puestos del mercadillo. R y A estaban muy enamorados por entonces. Espero que nuestra amistad no se apague por muchos años al contrario que su amor, que no ha sido capaz de sobrevivir al invierno de la crisis de los 40.

Recuerdo el primer día que volví a correr, hace 5 ó 6 años. Pesaba 98 kilos y me había empezado a preocupar por el sobrepeso. Casi 30 kilos y más de 20 años me separaban de aquella primera carrera y de aquel yogur de vainilla. Mi chica me animó mucho, como siempre lo hace, y aquello fue el germen para ser un corredor cuarentón, calvo y gordito, que escribe su blog en un iPad y que ha terminado 4 maratones. Recuerdo mi cuarto maratón, este mismo año, entrando en meta de la mano de mi hijo.

Recuerdo mi primera carrera de mi nueva etapa. Fue en O Grove, junto a mi amigo Banderas. Se me hizo interminable pero me sentí feliz. Recuerdo cuando conocí a tantos foreros de Correr en Galicia. Muchos se han convertido en amigos y otros se han ido quedando por el camino. Ahora, ir a una carrera es más que ir a hacer unos kilómetros, es ir a saludar a los amigos que sólo veo vestidos de corto.

Recuerdo mi primera media de mi nueva etapa, la Volta á Ría de Ferrol, en el Año 2006. Llovía a chuzos y nos dieron una toalla en la bolsa del corredor. Participaron Martín Fiz y creo que Abel Antón.

Recuerdo mi primer maratón. Fue en Madrid, en el 2008. Hizo mucho calor y descubrí un nuevo límite en mi capacidad de sufrimiento.

Tantos recuerdos que algún día se perderán como lágrimas en la lluvia.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Fantástica entrada. No creo que esos recuerdos se pierdan nunca, y menos si eres capaz de plasmarlos de este modo.

Un saludo.

Agüita dijo...

La luvia trae melancolia, y te veo ciertamente melancolico, amigo khene.
Los recuerdos, los buenos, no tendrian que olvidarse nunca.
Te acuerdas de mi?.... je,je,je.
un saludo

khene dijo...

Gracias, anpefi. A ver si nos vemos por Ourense ;D

khene dijo...

Un poquito, amigo Agüita, pero nada que no se pase en un par de días... y tras el entreno bajo el temporal que me espera esta noche ;D

Anónimo dijo...

Jo Khene,cuanta nostalgia...sera que la lluvia nos pone melancolicos.Los recuerdos son nuestra vida,siempre habra habra alguien que haga que esas gotas de lluvia no se pierdan...por ejemplo tus hijos cuando con el paso de los años recuerden.."yo entre de la mano de mi padre en un maraton". Porque si alguien te recuerda no estás muerto...

fLIP