sábado, 5 de febrero de 2011

Miradas

Salgo a correr un sábado por la tarde, aprovechando que el chaval está jugando un partido de fútbol-sala. Tengo una horita y lo empleo en correr por el paseo de O Burgo. ¡Ups! ¡Esto está un poquito más transitado que cuando vengo de noche! No hay corredores, sólo gente paseando: niños, ancianos, bicicletas, sillas de ruedas, patines, ... Mi camiseta naranja fluorescente de la Media Maratona Manuela Machado destaca entre los abrigos grises, negros y marrones. La gente me mira al pasar. ¡Mucha gente me mira al pasar! ¡Coño, un vecino! Holaaaaaa...

Durante un entreno, cuando nos cruzamos con alguien que va paseando y tú vas luciendo tu camiseta técnica de colores vivos, tus ajustadas mallas negras cortas y tus zapas con reflectantes, pueden ocurrir un montón de situaciones distintas.

Están los que nos miran a la cara: Unos intentan reconocer en el corredor a un amigo, vecino o conocido. Te dirigen una mirada fugaz y siguen a lo suyo. Claro que también puede ser que se fijen en  tu cara sofocada por el esfuerzo y te dediquen un pensamiento del tipo «a ese le va a dar algo», «hay que estar chalado para ponerse a correr con la tarde tan buena que hace» o «con el frío que hace, va a pillar un resfriado». Esta última opinión corresponde habitualmente a personas con un alto coeficiente maternalista y suele ser acompañada con el pensamiento de «con lo abrigadito que iría con un gorrito de lana de angorina y unos calzoncillos de ganchillo».

Después de mirarnos a la cara, algunos dirigen la mirada a la camiseta. Casi puedes oir sus pensamientos: «este tío debe correr mucho que la camiseta es de un medio maratón» o «alguien le debió de regalar esa camiseta, que con esa tripa éste ya no puede con su alma». Unos pocos piensan «¡mira qué chula es la camiseta de la Media de Viana de este año!». Estos ya sabéis quienes son.

En ocasiones, la mirada se dirige a la entrepierna, donde las mallas ajustadas cubren pero no disimulan un bulto, asaz encogido por el frío y el esfuerzo, pero que puede llevar a algunas personas a asombrarse por la falta de decoro del corredor.

Por último, hay unas pocas personas, casi indistinguibles de las demás, que miran a un lugar distinto de nuestra persona: los pies. Su primer pensamiento es: «¡unas Brooks Adrenaline GTS 10!». A continuación, te miran a la cara por si te reconocen y, cuando los sobreepasas, se quedan mirando tus piernas y pensando: «pisada levemente pronadora, tríceps sural poco musculado, zancada corta pero regular. Al llegar a casa tengo que calzarme las zapas y salir a entrenar». Cada vez que me cruzo con una persona así, siento que ya no voy corriendo solo, que estoy aprovechando la tarde tan buena que hace, que podría seguir corriendo hasta el infinito, que ya no hace frío, ... y me voy alejando con una sonrisa en los labios.

2 comentarios:

banderas dijo...

Estás rematadamente chiflado, pero eso ya lo sabías. Eres rematadamente cachondo mental, pero eso ya lo sabías. Y eres un escritor con mucho fundamento... y creo que eso también los sabes.

No he podido evitar un par de sonrisas y una o dos carcajadas. En la oficina ya me dan por imposible.

XDDDDD

khene dijo...

Gracias por los cumplidos, meu. Yo también te quiero XD (virilmente, de colega a colega, eh, que luego hay malentendidos XD)