viernes, 11 de febrero de 2011

¿¡Bonita tarde!?

Hoy me tocaban cambios de ritmo. El plan era sencillo. Con la ayuda del Forerunner planifiqué 7 repticiones de 45" a ritmo alto, seguidos de 4' a ritmo lento. Previamente, calentamiento. Posteriormente, descalentamiento.


Llego a casa a comer. Le pregunto a mi chica qué está haciendo de comida y me contesta que pescado cocido. Guay. Así puedo salir después de comer, con el estómago poco lleno. «Como es poco pescado», añade, «también traje unos callos de entrante». Unos callos de entrante. ¿¿¿¡¡¡Unos callos de entrante!!!??? Ni que decir tiene que repetí callos y que mi estómago no estaba precisamente vacío cuando salí a correr.

Me preparo para salir y mi chica me dice: «Que entrenes bien. Y no te mojes mucho». ¿No-te-mo-jes-mu-cho? ¿Acaso está lloviendo? Pues sí. Vaya aguacero que estaba cayendo. Bajo a la calle, conecto los gadgets y salgo a correr. Me cruzo con otro corredor, de los de sudadera gris de algodón, y le digo: «¡Hola!¡Bonita tarde!» A lo que me contesta: «¿¡Bonita tarde!?» seguido de un gruñido que no pude entender (quizá haya sido mejor no haberlo entendido).

Sigo con el entreno. Primeros 45" a rimo fuerte. 10 segundos, 20 segundos, 30 segundos, ¡riiinggg, riiing! El móvil está sonando. ¿¡El móvil está sonando!? No reconozco el número. Descuelgo y el interlocutor me llama por mi nombre. Era una persona relacionada con mi trabajo que me estaba haciendo una consulta. «No te oigo bien», me dijo él. «¡Arf, arf, es que estoy corriendo, arf, arf!» le contesté yo. Le doy un solución al problema, cuelgo, y sigo corriendo.

Sigue lloviendo pero no hace viento. Llego al final del paseo, doy media vuelta y... ¿¡que no hace viento!? No lo notaba porque lo llevaba de espaldas. Vaya ventarrón. Creía que la alerta naranja por viento era para el domingo.

Sigo adelante y me cruzo con otro corredor al que saludo y me corresponde. Termino otros 45" rápidos. Noto la zapa un poco floja. Miro para el pie y veo un tenis desatado. ¿¡Un tenis desatado!? A parar y a atarlo. De paso aprieto los cordones del otro. Me cuesta ponerme de nuevo en movimiento. Sigo adelante hasta completar los 7 cambios de ritmo.

Comienza el descalentamiento. El Forerunner pita diciendo que vaya más rápido. Yo, mentalmente, lo mando a freir espárragos y lo amenazo con tirarlo al río. No me hace caso y no tengo valor para cumplir mi amenaza. Voy por una zona más resguarda y casi no hace viento. La lluvia ha amainado y, como son las siete de la tarde, no hace frío. ¿¡Que no hace frío!? Cominezo la subida del tramo final y veo el «aliento de dragón» saliendo de mi boca y nariz. Bueno, ya falta poco. Pensaba salir mañana a correr pero va a ser mejor dejar el día como descanso.

Llego al portal de casa y cruzo dos palabras con unos vecinos. La chica mira para mí con cara de susto. Pues no voy tan mojado (bueno sí, estoy empapado y la ropa gotea). Subo al ascensor y me miro al espejo. Comprendo a la chica. Abro la puerta de casa me acerco a mi compañera/amiga/amante/esposa/chica ideal. «Te acuerdas de lo que escribí acerca de los pezones y el vello? Pues es mentira.», le digo mientras señalo las dos manchas de sangre en la camiseta. Una vez más, sangran por la base, en la parte inferior, pero esta vez no hay vello que valga. Sigo con la idea de que no hay abrasión pero la hipótesis del vello estrangulador ya no se sostiene.

Ahora estoy intentando conectar el Forerunner al ordenador y no hay manera. Así que cierro este post y me pondré a pelearme con la tecnología. ¡Hasta la próxima, amigos!

4 comentarios:

banderas dijo...

Vaya vaya! Asi que la teoría de pelillo cortante se ha ido al garete. Venga! A buscar otra explicación!!! XDDD

Me alegra que te vayan bien los entrenos y los cambios de ritmo. Yo ayer tenía programado un fartlek que suspendí porque debo ser de los pocos que va a la piscina a lesionarse en vez de a recuperarse. En fin, ya te contaré en otro lugar.

Un abrazote (pero sin mariconadas ¡eh!) ;-)

Anónimo dijo...

jaja, vaya tarde Khene , que bueno tio , yo los callos tampoco los perdono ,auqnue peide lo que peide.
Pedro.

khene dijo...

Ya me contarás lo de la piscina porque, salvo que hayas resbalado y caído, no entiendo cómo te puedes haber lesionado. Seguro que no fue nada ;-D

khene dijo...

Unos callos son unos callos. Tú sí que me entiendes. Tampoco le hubiera hecho ascos a una fabada.

Enhorabuena por ese tiempazo en tu debut maratoniano ;-D