EL CORREDOR ES EL ÚNICO ANIMAL QUE TROPIEZA DOS VECES EN LA MISMA PIEDRA
O baldosa, que viene siendo lo mismo. La primera vez iba corriendo muy rápido (que para mi nivel de forma quiere decir «un poquito por debajo de 4'30"/km») cuando tropecé con la baldosa. Di un traspiés..., otro..., un tercero... y consegui recuperar el equilibrio. ¡Ufff! Una pareja que venía de frente se quedaron mirando para mí con cara de susto, como si estuvieran pensando: «este tío se mata». Por suerte no pasó nada. La siguiente vez que pasé por allí me fijé en que la baldosa levantaba tan sólo un par de centímetros. Por la noche casi no se ve. La segunda vez que tropecé, iba a trote cochinero y recuperé el equilibrio mucho antes. Esta vez pensé en comprar un spray «rosa fosforito» para no volver a tropezar una tercera vez.
2 HORAS 47' CORRIENDO POR VIGO
Mi plan de entrenamiento me pedía un entrenamiento de casi tres horas para esta semana. Como quería correr los 10 km del CUVI este domingo, hice un par de cambios y, el viernes por la noche, salí a hacer el rodaje largo. Salí a las ocho y media desde cerca de Balaídos. Esperé que el khenerruner cogiera la señal de los satélites y comencé a correr. Tras rebasar el estadio, me metí por el camino que va bordeando el Lagares. No había luz pero la contaminación lumínica de Vigo es muy acusada por allí y, gracias a las nubes bajas, parecía una noche de luna llena. Casí llegando a Samil, crucé el río y subí a la carretera de la costa, en dirección Baiona. Cuando llevaba un par de kilómetros, vi a tres niños de unos diez o doce años que venían por el carril contrario con una pelota en las manos. Uno de ellos cruzó corriendo la carretera y me preguntó algo. Me quité los auriculares y me repitió la pregunta: «¿Por dónde se va para Balaídos?». «Todo recto», le contesté. Y allá se fueron. Poco después dejé atrás el cruce que lleva a la playa de O Bao con la intención de llegar hasta la bajada a Canido. A mano izquierdo, en un campo que quedaba a unos cuatro o cinco metros por debajo del nivel de la carretera, vi un perro grande, de color marrón claro. Para mis adentros pensé que ojalá no fuera un perro agresivo que se hubiera escapado y me tranquilicé a mí mismo por el desnivel que había entre la carretera y el campo. Seguí corriendo. A los dos minutos sentí algo peludo que me tocaba la pierna...
... Pues sí. Era el perro que había visto allá abajo. Tenía toda la pinta de estar perdido y encantado de encontrar compañía humana. Era un pastor marrón claro de pelo largo, limpio y con collar. No le hice caso para que no se viniera conmigo pero no lo conseguí. Allá iba yo, por una carretera sin iluminar, casi sin arcén con un perro corriendo a mi lado. Al poco, casi lo atropellan cuando se metió en el carril contrario. Le hablé para que se alejara y se libró por los pelos. Avanzó un poco y se quedó en medio de la carretera, mirando para mí, mientras un coche se le acercaba desde detrás. Lo llamé para evitar el atropello y me di cuenta que le había salvado el pellejo pero que no me lo iba a poder quitar de encima. Llegué al cruce de Canido y comencé la bajada. El perro detrás. Playa de Canido, playa de O Bao. Y el perró detrás, delante, a un lado, a otro, entre mis piernas, ... Di un par de traspiés y uno de ellos le di (sin querer) una pequeña patada. El perro se quejó pero no se mostró agresivo (menos mal). Empecé a pensar en como deshacerme de mi improvisado compañero. Intenté esquivarlo con el camino de madera que rodea la playa de As Barcas pero el perro seguía detrás. Poco después vi un paso elevado que cruzaba la carretera. Subí por las escaleras. Al llegar arriba vi al perro que, con cuidado, también estaba subiendo. Aunque me perdiera de vista me iba a seguir con el olfato. Entonces vi la solución. En la cuesta había un parking privado que quedaba a unos 3 metros de altura. Trepé por un poste de la luz y accedí al parking. Luego salí por el portal, que quedaba unos 30 metros más arriba. Por fin me libré del perro. Pero ahora tenía otro problema. ¿Dónde estaba?
Seguí corriendo hasta encontrar un lugar conocido. Fui por calles estrechas hasta que llegué a un carretera con tráfico. Miré a los lados y vi el paso elevado 50 metros más allá. Había dado una vuelta enorme pero me había librado del perro. Seguí hacia Samil y paré a beber en una fuente. Continué por Alcabre, por Bouzas, por Beiramar, con sus meretrices ofreciendo sus servicios, y, al llegar al Berbés, un correlega se puso a hablar conmigo. Me preguntó hacia donde iba y le dije que hasta Isaac Peral. Él iba hacia Teis. Me propuso ir juntos y yo accedí encantado. Estuvimos charlando y me contó que se llamaba Aitor y que corría para ganar fondo en la natación que era el deporte que practicaba con más asiduidad. Tuvimos una charla muy agradable y nos despedimos en Isaac Peral. Regresé por García Barbón y bajé hasta la Alameda para beber. Luego subí por Carral y seguí por Elduayen, Paseo de Alfonso, Pi y Margall, López Mora, Traviesas y Fragoso. Cuando paré el reloj llevaba corriendo 2h47' y había recorrido 25 kilómetros y pico.
Sigo lento aunque me siento bien. El domingo tocarán los 10 km del CUVI, pero eso lo dejo para otro post.
4 comentarios:
Qué buen entreno, qué buen recorrido y sobre todo qué buena aventura.
;)
bOas!!! parece q nos imos a ver en Madrid eh!!!! e de seguro q nos cruzamos en máis de unha carreira por Galicia adiante.
Dous dos catro administradores deste blogue estamos en correrengalicia, somos totti & markis_puga
;)
un saudO!!!
markos
Gracias, Bareixa ;D Sí que fue un rodaje bonito.
Hola marKos. Si no nos vemos antes (por ejemplo en la Vig-Bay), habrá que hacer una kedada en Madrid para «la foto».
Gracias por leer este blog ;D
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