sábado, 6 de marzo de 2010

Camino del Mapoma

Los entrenamientos para el Mapoma van bien. Me siento lento pero no me cansa la distancia. Ayer mismo hice 2 horas (por gilipollas) y no me sentía cansado al terminar. Como mi hijo quiere venir a correr conmigo, aprovecho esos días para hacer técnica de carrera. Voy a su velocidad pero las pulsaciones van como debieran ir, gracias al skipping y a otros ejercicios.

Explicaré lo de las 2 horas (por gilipollas). El entrenamiento era de 95'. Me apetecía escuchar la radio y puse Los 40 en el dial del khenéfono. Empecé a correr. A los 2 minutos, le di un golpecito al khenéfono para que me dijera a cuántas pulsaciones iba, con tan mala suerte que le di al botón que cambiaba de emisora: «¡El oyente de Gondomar nos ha dado un remedio para el problema del oyente de Moaña...!» (sí, aunque no lo parezca, estaba corriendo en Cambre, provincia de A Coruña). Saqué el khenéfono de la funda y comprobé que lo había cambiado a otra emisora del dial. No tenía muy claro como cambiar de emisora y deshacer lo que mis deditos habían estropeado. Por fin lo conseguí y seguí corriendo. Cinco minutos más tarde, volví a darle un golpecito y los Black Eye Peas dieron paso a esto: «¡Dios te salve María, llena eres de gracia...!» ¡Había saltado a Radio María! Volví a sacar el khenéfono de la funda y comprobé que marcaba los 91.3 Mhz. Los Cuarenta están en los 91.0 Mhz. Lo puse en la frecuencia adecuada y seguí corriendo, jurándome a mí mismo no volver a darle golpecitos al cacharro hasta terminar el entrenamiento.

Como había hecho esas dos paradas, no sabía qué desfase había entre el tiempo que marcaba el Forerunner (que había seguido registrando el tiempo) y el del khenéfono. A los 15 minutos empecé a pensar que estaba equivocado y que el calentamiento no era de 10' ¿Sería entonces de 15'? Cuando el Forerunner marcó los 20' y el khenéfono no me había ordenado cambiar el ritmo, empecé a sospechar algo raro. Le di unos golpecitos al khenéfono, rompiendo mi juramento, y pude oir «dos minutos y 37 segundos». ¡¡¡Arrrrggggggggg!!! ¡Llevaba en pausa desde la primera parada! Lo puse en marcha y pensé «¿Qué hago?» El entreno llevaba en el medio dos tramos de 15 minutos a ritmo fuerte separados por 45 minutos a ritmo suave. Podía intentar hacerlo a mi aire pero preferí alargar un poco más el entrenamiento y que el khenéfono me fuera dictando los ritmos. Para rematarla, calculé mal los kilómetros y terminé más lejos de casa de lo que había previsto, por lo que tuve que prologar un poquito más el entrenamiento. Al final fueron 2 horas, en vez de 95', por gilipollas.

Hoy me tocaron 30' a ritmo suave y mañana le voy a meter al cuerpo 2h45'. ¡Que no me pase na!

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