¡Qué razón llevaba mi chica cuando me dijo que no iba a poder empezar a entrenar para el Mapoma mientras no desconectara del trabajo y me relajara un poco! Esta fue otra semana en blanco. Lo máximo que entrené fue al subir corriendo por las escaleras de la oficina. Otra semana en blanco... y un domingo blanco donde el Guerrero del Fin de Semana volvió a aparecer.
El khenemóvil se dirigía a gran velocidad hacia Lugo por una carretera rodeada de campos blancos y árboles helados. En el interior del vehículo (no voy a cambiar la dos primeras sílabas de «vehículo» por «khene», porque queda muy raro) la familia al completa. Los niños bien abrigados, mi chica, guapísisma como siempre y yo acongojado (o algo que suena parecido) por si pinchábamos y tenía que cambiar la rueda a 5 grados bajo cero.
Cuando llegamos a Lugo, el termómetro marcaba 3 grados bajo cero. Aunque llevaba dos días con ibuprofeno por el dolor de garganta y me había despertado con la nariz taponada y mocosa, no quería perderme esta carrera. Dejé a mi chica con los niños y me fui a buscar el dorsal.
Al llegar a la carpa de la organización, me encontré con Jotaeme recogiendo su dorsal. Siempre es una alegría encontrarse con un conocido en una carrera, mucho más si es alguien como él. Con los dorsales en la mano nos fuimos a tomar un café a una cafetería de la plaza Mayor. Estuvimos charlando un rato y luego fuimos a buscar el lugar de la kedada con los foreros de Correr en Galicia. Por el camino nos encontramos con Javiyl y Mandrágora. Jotaeme también vio a Alber (yo no lo vi). Más tarde nos encontramos con Migueliño y Bunburito, a los que yo no conocía. Después buscamos la famosa única torre que queda en pie y esperamos un rato. Jose María decidió quitarse las camisetas para quedarse sólo con una ¡Qué valor! Inmortalicé el momento con una foto. Unos segundos después vimos un grupo de corredores encabezados por Kandepalleiro. No sabíamos si habían coincidido durante el calentamiento, si formaban parte del mismo equipo o si Kan se había marchado sin pagar y lo estaban persiguiendo. Al pasar nos dijo que la kedada era en la otra torre y, obedientes, allá nos fuimos, aunque con la mosca detrás de la oreja porque ya eran las once y media y él todavía estaba calentando. Llegamos a la puerta en cuestión y allí no había nadie conocido. Me armé de valor, me quité el forro polar, la chaqueta y dejé al descubierto mi camiseta técnica con mi nick en la espalda. Aproveché para ponerme el dorsal.
Imagínate. Esperamos 5 minutos, a 2 grados bajo cero, vestido con un pantalón de chandal y una camiseta técnica de manga corta, esperando por si aparecía algún desconocido, para que nos pudiera reconocer. No apareció nadie, ni conocidos ni desconocidos. Me abrigué y fuimos a los coches a cambiarnos.
Sin calentar por falta de tiempo, fui a la salida. Vi pasar a Xolinha pero no tuve ocasión de saludarla. Tampoco tengo tanta confianza con ella como para echar una carrera y abordarla mientras pasaba. Llegué a la salida y allí me esperaba una grata sorpresa. Busqué el cajón que me correspondía por el color del dorsal y... ¡estaba justo detrás de los de «marca acreditada»! Después me di cuenta de que todos los que estábamos allí teníamos el chip amarillo. Era una medida comercial, una pequeña gratificación a los poseedores del chip con objeto de conseguir vender más chips. ¡Cómo se nota que cada día hay más competencia! Dieron la salida y vi como Jotaeme y 7 Ombligos se alejaban charlando mientras yo ya iba jadeando. Tras la primera curva oigo una voz que dice: «Hola, soy Northern». Miré para él y le dije: «No. Tú no eres Northern». Volvió a insistir: «Hola, soy Northern». Le volví a repetir: «No, tú no eres Northern». Entonces me dijo: «Soy Montxo». Le sonreí, le saludé y le di la mano. Estuvimos charlando un rato hasta que me dijo que no aguantaba corriendo y hablando. ¡Qué me iba a decir, si yo iba casi ahogado! Le pregunté su objetivo. Me lo dijo y le deseé suerte mientras veía como se iba hacia adelante.
En la primera vuelta a la muralla, me hizo mucha ilusión ver a mi familia animándome desde lo alto de la muralla. Poco después venía una cuesta y, en lo alto, estaba Tuñas, dando ánimos. Se los agradecí y comencé la segunda vuelta. Al rato me adelantó Estremeñeiro. Me saludó y tiró para adelante. Tuve su camiseta verde a la vista el resto de la carrera pero no fui capaz de alcanzarlo. Al terminar la segunda vuelta, tuve la alegría de ver de nuevo a mi familia animando. Entonces, subimos a la muralla.
Es una sensación curiosa. Hay un único acceso a la muralla y desde la muralla. Me explico, ponen unas planchas y las dividen en dos carriles. Por uno subimos a la muralla y por otro bajan de ella los que nos llevan ¡casi tres kilómetros de ventaja! Cuando digo subimos, quiero decir que alcanzamos el nivel de la ronda de la muralla y que continuamos por una cuesta arriba. Ahí pinché un poco. Los siguientes minutos los disfruté corriendo por encima de un Monumento Patrimonio de la Humanidad, por la misma ronda que habían pisado las legiones romanas asentadas en Lucus Augusti. El suelo es tierra arenosa bastante firme. De vez en cuando había rejillas y los pies se quedaban pegados a ellas a causa del frío.
Terminé la vuelta y salí de la muralla. Solo quedaban unos pocos metros en cuesta. En una curva, una chica de la organización nos avisaba de que esquiváramos un pequeño charco de agua helada. Por fin la meta. Yo iba a mi ritmo, en mi posición, hasta que vi a un corredor esprintando y adelantándome. ¡Eso sí que no! Apreté los dientes, saqué los últimos átomos de fuerza y esprinté como si me persiguiera una jauría de perros. Adelanté a aquel hombre y seguí así hasta la meta. Creo que adelanté a dos o tres más. Al parar estaba un poco mareado por el esfuerzo. Me encontré con Estremeñeiro y cruzamos unas palabras. Recogí la bolsa (la entrega de bolsas fue muy rápida, sin parar) y salí. Una vez fuera me encontré con Jotaeme y comentamos la carrera. Poco después me encontré con unos ojos azules enmarcados por una enorme sonrisa. Era Piti. Nos saludamos y charlamos un rato. Antes de despedimos me contó que el frío de Lugo es menos frío que el de otros lugares de Galicia. Helado como estaba me hizo gracia la idea, le di la razón en cuanto a que la humedad hace que el frío sea más intenso y le dije que se notaba que corría «en casa». Me despedí de ella, busqué a mi familia y, viendo la hora que era, decidimos quedarnos a comer en Lugo.
A media tarde, cuando íbamos hacia el coche, una persona que iba conduciendo por las calles de Lugo, se paró y me hizo señas. Pensé que me iba a preguntar algo. Lo que me dijo es que ¡vaya esprint me había marcado en la llegada! Que era un anónimo del foro, que me había adelantado en la curva, que yo le había vuelto a adelantar y que «después decía que iba muy mal de entrenos». Le contesté que todo lo que cuento sobre mi estado de forma es la pura verdad. Por lo visto, debió ser el que me adelantó cerca de la meta o alguno que me adelantó un poco antes y que yo no le había dado importancia. Sea como fuere, me alegro de haberte conocido. Esto no es más que una diversión sana donde conoces gente y haces amigos.
Un abrazo a todos y felices fiestas ;D
El khenemóvil se dirigía a gran velocidad hacia Lugo por una carretera rodeada de campos blancos y árboles helados. En el interior del vehículo (no voy a cambiar la dos primeras sílabas de «vehículo» por «khene», porque queda muy raro) la familia al completa. Los niños bien abrigados, mi chica, guapísisma como siempre y yo acongojado (o algo que suena parecido) por si pinchábamos y tenía que cambiar la rueda a 5 grados bajo cero.
Cuando llegamos a Lugo, el termómetro marcaba 3 grados bajo cero. Aunque llevaba dos días con ibuprofeno por el dolor de garganta y me había despertado con la nariz taponada y mocosa, no quería perderme esta carrera. Dejé a mi chica con los niños y me fui a buscar el dorsal.
Al llegar a la carpa de la organización, me encontré con Jotaeme recogiendo su dorsal. Siempre es una alegría encontrarse con un conocido en una carrera, mucho más si es alguien como él. Con los dorsales en la mano nos fuimos a tomar un café a una cafetería de la plaza Mayor. Estuvimos charlando un rato y luego fuimos a buscar el lugar de la kedada con los foreros de Correr en Galicia. Por el camino nos encontramos con Javiyl y Mandrágora. Jotaeme también vio a Alber (yo no lo vi). Más tarde nos encontramos con Migueliño y Bunburito, a los que yo no conocía. Después buscamos la famosa única torre que queda en pie y esperamos un rato. Jose María decidió quitarse las camisetas para quedarse sólo con una ¡Qué valor! Inmortalicé el momento con una foto. Unos segundos después vimos un grupo de corredores encabezados por Kandepalleiro. No sabíamos si habían coincidido durante el calentamiento, si formaban parte del mismo equipo o si Kan se había marchado sin pagar y lo estaban persiguiendo. Al pasar nos dijo que la kedada era en la otra torre y, obedientes, allá nos fuimos, aunque con la mosca detrás de la oreja porque ya eran las once y media y él todavía estaba calentando. Llegamos a la puerta en cuestión y allí no había nadie conocido. Me armé de valor, me quité el forro polar, la chaqueta y dejé al descubierto mi camiseta técnica con mi nick en la espalda. Aproveché para ponerme el dorsal.
Imagínate. Esperamos 5 minutos, a 2 grados bajo cero, vestido con un pantalón de chandal y una camiseta técnica de manga corta, esperando por si aparecía algún desconocido, para que nos pudiera reconocer. No apareció nadie, ni conocidos ni desconocidos. Me abrigué y fuimos a los coches a cambiarnos.
Sin calentar por falta de tiempo, fui a la salida. Vi pasar a Xolinha pero no tuve ocasión de saludarla. Tampoco tengo tanta confianza con ella como para echar una carrera y abordarla mientras pasaba. Llegué a la salida y allí me esperaba una grata sorpresa. Busqué el cajón que me correspondía por el color del dorsal y... ¡estaba justo detrás de los de «marca acreditada»! Después me di cuenta de que todos los que estábamos allí teníamos el chip amarillo. Era una medida comercial, una pequeña gratificación a los poseedores del chip con objeto de conseguir vender más chips. ¡Cómo se nota que cada día hay más competencia! Dieron la salida y vi como Jotaeme y 7 Ombligos se alejaban charlando mientras yo ya iba jadeando. Tras la primera curva oigo una voz que dice: «Hola, soy Northern». Miré para él y le dije: «No. Tú no eres Northern». Volvió a insistir: «Hola, soy Northern». Le volví a repetir: «No, tú no eres Northern». Entonces me dijo: «Soy Montxo». Le sonreí, le saludé y le di la mano. Estuvimos charlando un rato hasta que me dijo que no aguantaba corriendo y hablando. ¡Qué me iba a decir, si yo iba casi ahogado! Le pregunté su objetivo. Me lo dijo y le deseé suerte mientras veía como se iba hacia adelante.
En la primera vuelta a la muralla, me hizo mucha ilusión ver a mi familia animándome desde lo alto de la muralla. Poco después venía una cuesta y, en lo alto, estaba Tuñas, dando ánimos. Se los agradecí y comencé la segunda vuelta. Al rato me adelantó Estremeñeiro. Me saludó y tiró para adelante. Tuve su camiseta verde a la vista el resto de la carrera pero no fui capaz de alcanzarlo. Al terminar la segunda vuelta, tuve la alegría de ver de nuevo a mi familia animando. Entonces, subimos a la muralla.
Es una sensación curiosa. Hay un único acceso a la muralla y desde la muralla. Me explico, ponen unas planchas y las dividen en dos carriles. Por uno subimos a la muralla y por otro bajan de ella los que nos llevan ¡casi tres kilómetros de ventaja! Cuando digo subimos, quiero decir que alcanzamos el nivel de la ronda de la muralla y que continuamos por una cuesta arriba. Ahí pinché un poco. Los siguientes minutos los disfruté corriendo por encima de un Monumento Patrimonio de la Humanidad, por la misma ronda que habían pisado las legiones romanas asentadas en Lucus Augusti. El suelo es tierra arenosa bastante firme. De vez en cuando había rejillas y los pies se quedaban pegados a ellas a causa del frío.
Terminé la vuelta y salí de la muralla. Solo quedaban unos pocos metros en cuesta. En una curva, una chica de la organización nos avisaba de que esquiváramos un pequeño charco de agua helada. Por fin la meta. Yo iba a mi ritmo, en mi posición, hasta que vi a un corredor esprintando y adelantándome. ¡Eso sí que no! Apreté los dientes, saqué los últimos átomos de fuerza y esprinté como si me persiguiera una jauría de perros. Adelanté a aquel hombre y seguí así hasta la meta. Creo que adelanté a dos o tres más. Al parar estaba un poco mareado por el esfuerzo. Me encontré con Estremeñeiro y cruzamos unas palabras. Recogí la bolsa (la entrega de bolsas fue muy rápida, sin parar) y salí. Una vez fuera me encontré con Jotaeme y comentamos la carrera. Poco después me encontré con unos ojos azules enmarcados por una enorme sonrisa. Era Piti. Nos saludamos y charlamos un rato. Antes de despedimos me contó que el frío de Lugo es menos frío que el de otros lugares de Galicia. Helado como estaba me hizo gracia la idea, le di la razón en cuanto a que la humedad hace que el frío sea más intenso y le dije que se notaba que corría «en casa». Me despedí de ella, busqué a mi familia y, viendo la hora que era, decidimos quedarnos a comer en Lugo.
A media tarde, cuando íbamos hacia el coche, una persona que iba conduciendo por las calles de Lugo, se paró y me hizo señas. Pensé que me iba a preguntar algo. Lo que me dijo es que ¡vaya esprint me había marcado en la llegada! Que era un anónimo del foro, que me había adelantado en la curva, que yo le había vuelto a adelantar y que «después decía que iba muy mal de entrenos». Le contesté que todo lo que cuento sobre mi estado de forma es la pura verdad. Por lo visto, debió ser el que me adelantó cerca de la meta o alguno que me adelantó un poco antes y que yo no le había dado importancia. Sea como fuere, me alegro de haberte conocido. Esto no es más que una diversión sana donde conoces gente y haces amigos.
Un abrazo a todos y felices fiestas ;D
7 comentarios:
Bueno hombre... y al final nos dejas con la incógnita del tiempo en meta...
Ayer en Ourense, en la carrera "do Nadal" de San Cibrao competimos con Lugo en quién tenía más frío. A ver si para el año no coinciden en fecha y puedo probar eso de correr por encima de la muralla.
Un saludo y a seguir firme con esa preparación!
Por cierto, a Estremeñeiro no hay quien lo pille últimamente...
Perdón por insistir... ya te encontré en la clasificación y también encontré a Montxo... no tuvisteis tanta diferencia, no seas modesto... jeje...
Muy buena crónica!! Da gusto leer crónicas así de carreras y no tantas evaluaciones sobre si dieron tal o cual avituallamiento, midió tanto o tanto o costó tanto o tan poco...
Por cierto, ¿has pensado en la palabra "khenemóvil" (como batmovil :) ).
Feliz Navidad
Bareixa
Pipe, Feliz Navidad. Se puede decir que estoy empezando la temporada. Espero, a partir de ahora, seguir regularmente mi plan de entrenamientos.
Bareixa, gracias por tu comentario. Hoy por la mañana estuve entrenando por Castrelos. Había mucha gente pero a ti no te vi. Espero que coincidamos el 31 en la san Silvestre. Feliz Navidad
El 25 no estuve, fui la mañana del 24, estaré el 31, por supuesto.
Felices fiestas.
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