Celtas Cortos cantaba aquello de «A veces llega un momento en que te haces viejo de repente». Es cierto, a veces te sientes así. No ha pasado un mes desde que corrí el Mapoma y los diez kilómetros del lunes me han producido ¡agujetas! No me veo capaz de afrontar una media este domingo. Para más INRI, en la última asamblea de la empresa, me cogió el frío en la espalda y tengo un poco de lumbalgia, que me baja por la pierna izquierda. Antes no me pasaba. Tendré que hacer caso, una vez más a Murakami, cuando dice que hay que asimilar que nos hacemos mayores. Ya no tengo 20 años, cuando volvía corriendo a casa porque llegaba antes que en autobús. También dejé atrás los 30, aunque parece que fue ayer. Voy camino de los 40 y tengo que asimilar que me estoy haciendo mayor, que el cuerpo no recupera como antes y que pronto empezarán los achaques.
Hoy pensaba salir a correr pero he salido del trabajo a las diez menos cuarto de la noche. Me he dado cuenta de que tenía la nevera vacía y que el Eroski cerraba a las diez, por lo que fui a toda prisa a comprar algo para cenar. Como, al salir, aún eran menos cinco, entré en Bricoking a comprar unas puntas especiales de destornillador para intentar arreglar el microondas, que estaba estropeado y hacía saltar el diferencial. Al llegar a casa, lo desmonté y descubrí que la avería era gorda y que era mejor comprar uno nuevo. También tenía que que grabar en un DVD un par de vídeos del trabajo a través del puerto Firewire del ordenador. Ya no salí a correr. Mañana tendré que comprar otro microondas y por la tarde quería acercarme a Santiago y asistir a una conferencia que imparte Jean-Marie Lehn, Premio Nobel de Química en 1987. Creo que no me va a dar tiempo a nada más.
Hoy pensaba salir a correr pero he salido del trabajo a las diez menos cuarto de la noche. Me he dado cuenta de que tenía la nevera vacía y que el Eroski cerraba a las diez, por lo que fui a toda prisa a comprar algo para cenar. Como, al salir, aún eran menos cinco, entré en Bricoking a comprar unas puntas especiales de destornillador para intentar arreglar el microondas, que estaba estropeado y hacía saltar el diferencial. Al llegar a casa, lo desmonté y descubrí que la avería era gorda y que era mejor comprar uno nuevo. También tenía que que grabar en un DVD un par de vídeos del trabajo a través del puerto Firewire del ordenador. Ya no salí a correr. Mañana tendré que comprar otro microondas y por la tarde quería acercarme a Santiago y asistir a una conferencia que imparte Jean-Marie Lehn, Premio Nobel de Química en 1987. Creo que no me va a dar tiempo a nada más.
2 comentarios:
ya sabes amigo que siempre es bueno parar y afilar el hacha para seguir cortando arboles..Un saludo y espero poder verte algun dia en una carrera, si yo tambien salgo del pozo de circunstancias en la q estoy. Un abrazo y animoooo
Los pozos siempre tiene fondo. Cuando llegas a él, el único camino posible es hacia arriba, hacia la salida.
Un abrazo ;)
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