El día comenzó con una sorpresa. Al calzarme los Nike Air Structure Triax 11 que me han acompañado durante tantos kilómetros, noté una molestia en el talón. Le pasé la mano y descubrí que el acolchado se había desgastado y que corría el riesgo de lesionarme el tendón de aquiles. Con gran dolor de corazón, los tiré a la basura. Nada es eterno y ya tenían sus buenos 800 km. Así que los Pegasus han alcanzado la categoría de «calzado oficial».
Llegué a Novo Mesoiro siguiendo las indicaciones de los organizadores. Al llegar, la organización me indicó dónde aparcar. Había un montón de sitio. Pregunté por la carrera de los peques y, como estaba a punto de empezar, nos dieron prioridad para retirar el dorsal. Cuando iba con la peque hacia la salida, todavía con el abrigo puesto y con el dorsal en la mano, oí que daban la salida. Le dije que sujetara el dorsal con las manos y que echara a correr. Me recordaba la Pedestre de Compostela del 2007, donde a mí me había pasado exactamente lo mismo. A todos los mini-participantes les dieron una bolsa del corredor muy completa (las tenían numeradas con el dorsal para que no hubiera líos). Después hicieron una segunda carrera con los peques que habían llegado tarde y mi peque volvió a correr los 100 metros.
Llegó el turno de mi hijo, que corría con los benjamines. Trotamos un poquito para calentar y se fue para la salida. Corrió un kilómetro y, francamente, quedó mucho mejor de lo que yo esperaba.
Después de dar la enhorabuena a mis dos pitufos, comienzo a saludar a los amigos y conocidos. Allí estaba Xan de Ris, haciendo proselitismo con su hermano; Picapiedra, esta vez sin Vilma; Ojordo, que me hizo entrega de la camiseta oficial del equipo (chulísima); jotaeme, que me contó la putada de su hernia discal; Elyana y su amiga Isabel, que corrieron tanto antes de la carrera como durante la misma (a ver si te recuperamos para el fondo); conocí a Repanocha (creo, porque soy muy malo para los nombres); Mr.Dixie, estaba con la trompeta y su banda de jazz aportando múscia y alegría a la mañana; Azochador (sí, el mismo); Alber, que me contó que estuvo muy 'odido por una anemia; Silvia, a la que casi ni tuve ocasión de saludar y, como siempre, seguro que me olvido de alguien.
Dan la salida y comenzamos por una cuesta suave, seguida de una bajada prolongada. Después, un llano, por el Polígono de Pocomaco. Al salir del polígono comenzaba el calvario de la cuesta. La íbamos a tener que subir dos veces. Terminamos la cuesta la primera vez y avituallamiento en la cima. Nota a los organizadores: la próxima vez, alejad un poco más los contenedores para echar los botellines usados. Estaban demasiado cerca y no daba tiempo a beber y a tirarlos en su sitio.
Otra vez el circuito y comienza la cuesta por segunda vez. Por fin veo la meta y la alcanzo con un ritmo medio de un poquito por debajo de 5'/km. Voy al avituallamiento y aquello parecía un festín. Había gente entregando las camisetas en la cola para agilizar, bollos de pan con pasas o con nueces, plátano, agua, powerade (cogí el de naranja sanguina y...¡estaba bueno!, no como el que parece anticongelante), palmeritas de chocolate, lazos de hojaldre y seguro que se me queda algo en el tintero. Entonces me encontré con Alber y estuvimos charlando un rato. Cuando volví junto a mi familia, vi a Mr. Dixie saludando. Fui a charlar con él. Estaba tan «normal» que parecía que no había corrido. Después vi llegar a Ojordo y fui a animarlo hasta que llegó a la meta, junto con jotaeme y Picapiedra. En la meta había un hombre que se parecía muchísimo a Moncholeiro. Hoy me he enterado que era el mismísimo Moncholeiro.
En mi opinión ha sido una carrera con una organización excelente. El único pero que le pongo (y es anecdótico) es lo de los contenedores para los botellines.
El año que viene repito, aunque en vez de 300 participantes en la carrera absoluta seguro que pasaremos de los 500.
Llegué a Novo Mesoiro siguiendo las indicaciones de los organizadores. Al llegar, la organización me indicó dónde aparcar. Había un montón de sitio. Pregunté por la carrera de los peques y, como estaba a punto de empezar, nos dieron prioridad para retirar el dorsal. Cuando iba con la peque hacia la salida, todavía con el abrigo puesto y con el dorsal en la mano, oí que daban la salida. Le dije que sujetara el dorsal con las manos y que echara a correr. Me recordaba la Pedestre de Compostela del 2007, donde a mí me había pasado exactamente lo mismo. A todos los mini-participantes les dieron una bolsa del corredor muy completa (las tenían numeradas con el dorsal para que no hubiera líos). Después hicieron una segunda carrera con los peques que habían llegado tarde y mi peque volvió a correr los 100 metros.
Llegó el turno de mi hijo, que corría con los benjamines. Trotamos un poquito para calentar y se fue para la salida. Corrió un kilómetro y, francamente, quedó mucho mejor de lo que yo esperaba.
Después de dar la enhorabuena a mis dos pitufos, comienzo a saludar a los amigos y conocidos. Allí estaba Xan de Ris, haciendo proselitismo con su hermano; Picapiedra, esta vez sin Vilma; Ojordo, que me hizo entrega de la camiseta oficial del equipo (chulísima); jotaeme, que me contó la putada de su hernia discal; Elyana y su amiga Isabel, que corrieron tanto antes de la carrera como durante la misma (a ver si te recuperamos para el fondo); conocí a Repanocha (creo, porque soy muy malo para los nombres); Mr.Dixie, estaba con la trompeta y su banda de jazz aportando múscia y alegría a la mañana; Azochador (sí, el mismo); Alber, que me contó que estuvo muy 'odido por una anemia; Silvia, a la que casi ni tuve ocasión de saludar y, como siempre, seguro que me olvido de alguien.
Dan la salida y comenzamos por una cuesta suave, seguida de una bajada prolongada. Después, un llano, por el Polígono de Pocomaco. Al salir del polígono comenzaba el calvario de la cuesta. La íbamos a tener que subir dos veces. Terminamos la cuesta la primera vez y avituallamiento en la cima. Nota a los organizadores: la próxima vez, alejad un poco más los contenedores para echar los botellines usados. Estaban demasiado cerca y no daba tiempo a beber y a tirarlos en su sitio.
Otra vez el circuito y comienza la cuesta por segunda vez. Por fin veo la meta y la alcanzo con un ritmo medio de un poquito por debajo de 5'/km. Voy al avituallamiento y aquello parecía un festín. Había gente entregando las camisetas en la cola para agilizar, bollos de pan con pasas o con nueces, plátano, agua, powerade (cogí el de naranja sanguina y...¡estaba bueno!, no como el que parece anticongelante), palmeritas de chocolate, lazos de hojaldre y seguro que se me queda algo en el tintero. Entonces me encontré con Alber y estuvimos charlando un rato. Cuando volví junto a mi familia, vi a Mr. Dixie saludando. Fui a charlar con él. Estaba tan «normal» que parecía que no había corrido. Después vi llegar a Ojordo y fui a animarlo hasta que llegó a la meta, junto con jotaeme y Picapiedra. En la meta había un hombre que se parecía muchísimo a Moncholeiro. Hoy me he enterado que era el mismísimo Moncholeiro.
En mi opinión ha sido una carrera con una organización excelente. El único pero que le pongo (y es anecdótico) es lo de los contenedores para los botellines.
El año que viene repito, aunque en vez de 300 participantes en la carrera absoluta seguro que pasaremos de los 500.
4 comentarios:
Yo esta la he perdonado, este fin de semana teníamos visita y no pude ir, pero el año que viene posiblemente caiga.Un abrazo.
Creo que se lo montaron genial, ya que todos los comentarios fueron admirativos. La única pega creo que hay que achacársela a la F.G.A. por lo de los tiempos ¿no?
Un abrazote ;-P
No es tanto por un recorrido bonito (no lo es), como porque la organización se volcó en esta carrera. Ya quisieran muchos organizadores veteranos hacer algo como esto. Aunque creo que tuvieron algo de ayuda de Moncho, un crack organizando carreras.
Es que los de Mesoiro somos asi...
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