lunes, 5 de mayo de 2008

Mi Mapoma 2008: El día antes

El sábado, mi novia y yo llegamos al aeropuerto de Peinador con tiempo suficiente para embarcar. Sólo llevábamos equipaje de mano para no perder tiempo facturando. Quise probar el nuevo sistema de web check-in telefónico de Spanair pero, menos mal que soy precavido y había impreso la tarjeta de embarque porque la impresora de la máquina que tenía que emitir el ticket no tenía tinta.
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Como tenía asiento asignado, no me apuré en subir a bordo del avión y me entretuve viendo embarcar a los otros pasajeros. Vi llegar a Xose y me acerqué a saludarlo y a cruzar cuatro palabras con él. Poco después embarcamos nosotros, no sin antes enseñarle a la azafata el ticket sin tinta y echarnos unas risas. Al llegar a Barajas volví a ver a Xose que iba muy nervioso en busca de su equipaje. Le deseé suerte en la carrera y me despedí de él. Antes de ir a Madrid tenía una tarea que hacer. Nos acercamos a la terminal de facturación y sacamos la tarjeta de embarque para el vuelo de vuelta. Después, metro hasta el hotel, dejamos el equipaje en la habitación y nos fuimos a buscar el dorsal.

Al bajar del metro ya se empezaba a ver ambientillo precarrera. Sólo hacía falta seguir a la marea de veteranos para llegar al Pabellón de la Pipa. Cuando ya estábamos llegando, vi una gente bien vestida con un puntillo hortera. Algunos de ellos tenían abundante sobrepeso y no tenían aspecto de que el deporte les importara lo más mínimo. Miré el cartel en la fachad del Pabellón y leí «Madrid Tuning Show & Festival 2008». Comprendí que aquella era otra guerra. Quinientos metros más arriba estaba el Pabellón de la Pipa... y la tremenda cola para recoger el dorsal.

No sé cuanto tiempo estuve en la cola pero calculo que fueron entre 15 minutos y media hora. Los de Adidas habían montado un stand al lado de la fila para presentar su MiCoach. Me pareció un invento muy interesante. Por fin, llegué al interior del Pabellón, donde había unas 10 ó 12 filas para recoger el dorsal y el chip. En total debía de haber unas 20 personas entregando dorsales, todo muy bien organizado aunque con el puntito de frialdad del que lleva dos días haciendo lo mismo. De allí me mandaron a otra zona para comprabar el chip. Seguí por donde me dijeron y me entregaron la bolsa con la camiseta, el llavero y publicidad variada. Ya que estábamos allí, dedicamos un buen rato a visitar la feria.

La feria me pareció interesante pero nada del otro mundo. Te miraban tu tipo de pisada, te ofrecían productos energéticos, te presentaban la Wii Fit, te mostraban ropa y calzado, te demostraban las virtudes de la fisioterapia, te vendían productos naturales y otros no tan naturales, etc. Los de Mizuno estaban presentando una fibra para el invierno que, al mojarse con el sudor, desprendía calor. Era una demostración espectacular aunque la fibra, a los pocos minutos, volvía a estar fría y mojada. Cuando ya íbamos a salir llegaron a la feria media docena de keniatas. Los miré con curiosidad, les hice una foto y me marché de la feria, que la cosa no daba para más.


Por la hora, era el momento de la Pasta Party. Al ver la tremenda cola estuve a punto de no quedarme. Como vimos que se movía bastante rápìdo, nos quedamos para disfrutar de la experiencia. Nos dieron un plato de macarrones con tomate, chorizo y queso rallado, un trozo de pan y un botellín de agua. Mientras comíamos, un psicólogo deportivo nos animaba (entiendo que era un psicólogo deportivo y no un tipo que necesitaba automotivarse y que había decidido hacerlo por megafonía) diciendo que los medios de comunicación nos decían que éramos héroes y que no era cierto, que la maratón era una fiesta de colegas.

Al terminar de comer, salimos y vimos las tremendas perolas donde estaban cocinando la pasta. Nos detuvimos un momento a mirar cómo cocinaban y, tras hacr unas fotos, salimos del recinto de la Pasta Party.

















Al salir del recinto nos fijamos en un grupo de gente alrededor de una persona que acababa de aparcar su coche. No di crédito a lo que estaba viendo. Allí estaba Chema Martínez, cogiendo una bolsa del maletero. Vencí mi enorme timidez y me sorprendí a mí mismo pidiéndole al campeón si me podía hacer una foto con él. Me dijo que sí, con una sonrisa de oreja a oreja. Comentó que el resto del día lo iba a pasar descansando. Le deseamos suerte y está claro que la tuvo.



Haciendo caso del consejo del campeón, nos fuimos al hotel a descansar un poco las piernas. Después salimos a dar un paseo. Encontré por Lavapiés un MaxiDia y compré el desayuno para el domingo. El resto de la tarde la pasé disfrutando de Madrid en compañía de mi novia. Cenita de pasta en un coqueto restaurante madrileño (La Gata Flora) y a la cama antes de las doce, como cenicienta. A lo largo del día recibí las llamadas de jotaeme, de Mr. Dixie, de Banderas y de Marola, compañeros y amigos del foro Correr en Galicia. Me animó muchísimo tenerlos tan cerca en aquellos momentos. Muchísimas gracias, amigos.

2 comentarios:

Xose dijo...

Boas!
Acabo de ler a túa crónica da xoranda pre-mapoma e non difire moito doq eu foi a miña ( incluído a foto con Chema Martínez).
A verdade é que eu non parecía nervioso, estaba nervioso! de feito penso que o que me pasou na carreria puido ser consecuencia do estres que me levou a non descansar todo o que debía.
Bueno espero a crónica da túa carreira.
Saúdos

Bestiario dijo...

Holahola

Esto no es una crónica, es un relato digno de leer y releer. Felicidades por haber participado en esa fiesta de correcolegas.

Te he tenido la mañana de ese domingo en mis oraciones para que ningún problema de índole mayor podía afectar. Cuando a eso de las 11 ví la temperatura en Madrid, pensé. "bueno, no estan a veintimucho, a ver si los mios acaban enteros".

Me alegro de por ti.

Saludos