Me duele todo. Los costados, las rodillas, los glúteos, los hombros... No es por el entrenamiento. Es porque los niños quisieron ir a patinar sobre hielo y me pidieron que patinara con ellos. Podría ser una petición normal si no fuera por un pequeño detalle: NO SÉ PATINAR. Ni sobre hielo, ni sobre ruedas. Me fijé bien en como hacían los que sabían hacerlo y... a la pista. Tengo el cuerpo mazado por las caídas pero no ha estado mal para un absoluto novato.
Ayer salí a correr bajo la lluvia. Mientras mi hijo jugaba un partido de fúbol sala, yo le pegaba a la zapatilla. Volví a recuperar los cascos para correr con música. La verdad es que es mucho más ameno rodar así. Hoy por la noche, si las mazaduras me lo permiten (que va a ser que sí), volveré a correr.
Ayer estuve pensando en cuales son las razones por las que un corredor podría dejar de correr. Aparte de motivos familiares o psicológicos. Creo que la primera razón física (física pero no debido a desgastes, roturas, etc) que nos apartaría del asfalto sería la amenaza de una lesión cardiaca (o cardiovascular). Por lo menos, es el primer motivo que se me viene a la cabeza. De momento, mi corazón está bien así que seguiré corriendo.
2 comentarios:
Pues yo sé patinar pero pasé de hacerlo estas navidades para no volver a fastidiar cierto tobillo... y no veas las ganas que me quedaron!!!
Sobre las razones para dejar de correr me temo que la que has mencionado es la más importante, sin duda.
Abrazote ;-=
Estoy dándole vueltas a escribir un relato corto. En el argumento un personaje intentará dar un susto a un corredor y la cosa se le escapará de las manos. Quizá el susto podría ser «cardiaco». Me pregunto como podría hacerlo. ¿Quizá con alguna sustancia camuflada en una isotónica?
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