lunes, 27 de abril de 2009

Crónica-Ladrillo del Maratón de Madrid

El sábado empezó mi aventura. A las 12 llegaba el avión que me llevaba a Madrid. Metro, maletas en el hotel y a buscar el dorsal. Hacía calor. Al llegar al Pabellón de la Pipa no vi cola afuera. Me llevé un alegrón porque el año pasado estuve más de media hora en la cola para recoger el dorsal. Entré en el Pabellón y ... ¡estaba práctimente vacío! Me dirigí al mostrador y me dieron el sobre con el dorsal inmediatamente. Fui a comprobar el chip y a recoger la bolsa del corredor: dentro había una camiseta técnica chulísima y de buena calidad. También había una mochila amarilla cojonuda (perdonando la expresión). La gente iba por la feria con la camiseta puesta y con la mochila al hombro. Viendo que ya pasaban de las dos, me dirigí a la Pasta Party. Diez minutos de cola fuera... y diez minutos de cola dentro. Me dieron un enorme plato de macarrones con chorizo con salsa de tomate y un montón de queso rallado, un trozo de pan, una manzana y un botellín de agua. También daban batidos de chocolate. Pedí uno y me dijeron que no, que sólo eran para los niños. Bueeeeno. Me senté enfrente de un corredor debutante al que los nervios le hacían hablar por los codos. Me informó dónde estaban las bebidas sin habérselo preguntado (había mostradores con Coca-Cola, Aquarius, agua y cerveza) y estuvo hablando con todo el mundo mientras comíamos. Al terminar de comer me fui a por una isotónica de lúpulo de postre. Me acerqué la barra y acerqué la mano a una caña que acababan de tirar. «¡Espera!», me gritó el que las tiraba, «¡esa es sin alcohol!» Dejé el vaso sobre la barra y, dándole las gracias por haberme salvado la vida, cogí la caña fresquita y recién tirada que me ofrecía el paisano. Salí de la Pasta Party y traté de ponerme en contanto de nuevo con Mr. Dixie. Me dijo que estaba en la Feria del Corredor y quedamos cerca de la entrada. Lo encontré más delgado aunque con el mismo buen humor de siempre y la misma sonrisa. Me alegré mucho de verlo. Después de charlar un rato, se fue a la Pasta Party y yo me fui a visitar la feria. Me pareció más «pobre» que el año pasado. Por allí andaba Julio Rey haciéndose fotos, pero no me hice la foto con él. Por eso no ganó, claro. Eché de menos el stand de Mizuno. No vi ninguna novedad en toda la feria. En menos de una hora ya la había visitado por completo y me volví a Madrid. Fui a El Corte Inglés para comprar algo para desayunar y unos imperdibles para ponerme el dorsal, porque en el sobre no venían. Después fui a la Plaza Mayor para la visita guiada organizada por el Mapoma y la Oficina de Turismo. Aunque debiera haber sido sobre el Madrid mediaeval, la visita fue sobre las partes más antiguas de Marid ya que, como ya me había contado mi chica (que de esto sabe mucho) el Madrid medieval prácticamente no existió (o sin prácticamente). Tras la visita de hora y media, nos fuimos a cenar con unos amigos de Vigo que trabajan en la capital. Después de cenar pizza y una buena jarra de cerveza, me volví al hotel. Preparé las cosas para el domingo y me acosté al filo de la medianoche.

A las seis de la mañana suena el despertador. Desayuno un par de tostadas con mermelada y echo un trago de agua. No me apetece nada más. Me vuelvo a la cama. A las siete y veinte, vuelve a sonar el despertador. Había estado soñando que todo me salía mal. No le di más importancia. Tras la rutina pre-carrera, cojo el metro para ir a la carrera. Aunque parezca mentira y es largo de explicar, me equivoqué de metro. A las dos paradas tuve que bajarme y reorganizar la ruta. Al llegar a la estación del Banco de España nos bajamos un millón de corredores. Quizá exagere un poco, pero éramos muchos. Obviamente, llegué tarde a la cita de la foto, por lo que mi chica me hizo a mí solo un par de fotos en el lugar. Me acompaña hasta la salida. Un avión Hércules pasa en vuelo rasante. El ambiente es increíble. Somos diez mil corredores más nuestros acompañantes. Tengo necesidad de vacíar la vejiga pero las colas para los WC químicos son interminables. Eso sí, muy organizaditas. Parecían colas inglesas: una sola fila y se iban ocupando los WC que quedaban libres. Yo desaguo en los arbustos, como hacían tantos otros. Resultaba curioso ver a las acompañantes de los corredores paseando por allí y nosotros con la minga fuera, regando árboles, sin ningún pudor. Vuelvo a la salida, un beso a mi chica, y a esperar a que den la salida. Todos estábamos nerviosos. Había charlas, risas, saltitos, estiramientos, palmas, ... Por fin empieza a moverse la marea humana. Han dado la salida, pero yo no lo he oído. Por encima de nuestras cabezas empiezan a volar las camisetas. Vamos caminando hasta pasar la salida, activamos cronos y empezamos a correr. Al poco empieza a llover. Me da gusto sentir en la cara a la compañera que he tenido durante tantos entrenamientos. Algunos refunfuñan aunque a la mayoría creo que nos da igual. Poco después oigo una voz que me llama por el nick ¡KHENE! Era Ivanno, de Correr en Galicia. Estuvimos rodando juntos y charlando. Debutaba en Maratón y estaba un poco nervioso. Primero me dijo que iba a por las 4 horas. Poco después que a por las 3h 45'. Le pregunté cual era su tiempo en media y me contestó que ¡1h 30'! Entonces le dije dos cosas: primero, que podía terminar en 3h30' sin problemas y segundo, que tenía que correr «SU» maratón, que no fuera a mi ritmo, que fuera al suyo, que ya nos veríamos en meta. La lluvia paró e Ivanno, al poco, desapareció de mi vista. No sé si porque mi conversación era muy aburrida, porque los militares iban cantando cerca de nosotros o porque se sentía con fuerzas para tirar más rápido. No lo volví a ver. Adelanté el globo de las 4 horas y seguí tirando. Más tarde me saludó Papá Baloo, un tío muy simpático. Nos saludamos, nos deseamos suerte y seguimos cada uno a lo suyo. Adelanté a una chica con una camiseta que ponía Ourense en la espalada y le di ánimos, identificandome como vigués. Un poco después me encuentro a mi chica animándome. Cuando me ve, sonríe y a continuación pone cara de espanto. ¿Qué pasará? ¿Tendré la cara muy congestionada? Me pregunta si se me soltaron los esparadrapos de los pezones. Me miro el pecho y veo una mancha de sangre sobre el pezón derecho. No sentía dolor y así se lo hice saber a ella. Corrió un rato a mi lado y después se despidió de mí. Poco después llegamos a Gran Vía. Se me escapó un «Guaaaaau» de admiración y oí a Papa Baloo a mi lado diciendo «Ésta es la parte que más me gusta». Me mostré de acuerdo con él. Más tarde me saludó Roy Orbison, otro forero de Correr en Galicia. Llegué a la media y sentí que la vejiga reclamaba mi atención. Eché un pis en el Parque del Oeste. Tenía dolor de tripa y sentía una ampolla en cada pie. Seguí corriendo aunque a veces los retortijones me doblaban con el dolor. De repente una enorme y sonora flatulencia se escapó por mi esfinter anal. Levanté la mano pidiendo disculpas a los que venían detrás, pero creo que no hubo heridos graves. El dolor de vientre se calmó un poco pero poco después volvió a incrementarse. No quería aflojar el esfinter por si el gas no venía solo y me fue doliendo la tripa toda la segunda media. Los kilómetros iban pasando. Por el camino un par de grupos de música amenizaban el paso. Algunas personas ponían música a tope en la radio del coche y abrían la puera para que se oyera más. La gente animaba, gritando. Poco antes de entrar en la Casa de Campo, la gente dejaba un pasillo muy pequeño para los corredores. Los gritos de ánimo eran ensordecedores. Poco después, un poco de paz. Custodiados por los árboles de la Casa de Campo, proseguimos nuestro peregrinar hacia la meta. En el kilómetro 33 me tropiezo con el muro.

¡PUM!

Ya no levanté cabeza. Las piernas no me respondían, el ritmo era cada vez más lento, pero apretaba los dientes y continuaba, paso a paso, segundo a segundo. Me adelanta un corredor que en la espalda llevaba las siglas GZ y me da ánimos. Me reconoció por el nick. En el kilómetro 37 estaba mi chica. Corrió un rato a mi lado, hasta que una voz le dijo en tono jocoso: «¡Pero deja el bolso, mujer!» Ella se echó a reir (es un encanto) y me dejó seguir solo hasta la meta. Fue una tortura. Intenté aumentar la cadencia o alargar la zancada pero era imposible. Las piernas no me obedecían. Sólo podía ir a ese ritmo cansino, de muñeco roto. Llegué a Atocha y no vi la señal del kilómetro 39. No sabía muy bien cuánto faltaba. Comenzaba la cuesta final. Casi tres kilómetos de cuesta. La gente nos animaba y nos vitoreaba «¡Ánimo! ¡Un poco más! ¡Ya habéis llegado!» Vi a un corredor que ayudaba a otro, que estaba un poco desorientado y le decía: «¡Venga, que sólo faltan unos cien metros» Pobre. Quedaban 2 kilómetros de agonía. Paso el 40, el 41 y ya voy enfilando la entrada al retiro. La gente estaba enardecida, animando como locos. Vi un corredor con la pierna tiesa por los calamabres que no podía continuar. Pobre, tan cerca. Los sanitarios se acercaban velozmente a él con una camilla. A lo lejos vi el kilómetro 42. Me emocioné, Tenía ganas de llorar y de reir a la vez. Siempre he controlado mucho mis emociones, pero en esta ocasión las deje fluir. Me sentí feliz, sonriendo, casi riendo. Un poco más, un último esfuerzo y crucé la meta con los brazos en alto en señal de victoria. ¡Lo había conseguido! Me dieron un plástico para cubrime la espalda y una medalla conmemorativa. Me puse ambos enseguida. Nos ofrecieron agua, isotónicas, manzanas, naranjas, frutos secos y un montón de cosas más. Me acerqué al puesto de Mahou y le dije al chico de la barra: «¡Una isotónica, por favor!» Se echó a reir y me contestó: «Si al menos fuera con alcohol. Pero ésta es una mierda «sin»». Tomé un trago y le di la razón. Comí una naranja, media manzana, unos pocos frutos secos y bebí un poco de agua. Poco a poco fui hacia la salida para encontrame con mi chica. Fuimos caminando hasta la boca del metro y sufrí al bajar por las escaleras. Al llegar al hotel, por fin pude aliviar el dolor de mis intestinos. Hice recuento de daños. El esparadrapo de un pezón se había levantado un poco y por eso había sangrado. Tenía una hermosa ampolla en cada pie, pero ya estaban secas, después de haberlas aplastado durante más de 20 kilómetros. Tenía un poco rozada una ingle. Una uña mal cortada me había hecho sangrar un dedo. Ya había notado la molestia. Por el resto estaba bien. Me duché y fuimos a comer. Ahora sí tomé una caña de verdad. Después cogimos el metro hasta El Paseo del Prado para dar una vuelta por el museo. Había una cola inmensa por lo que cambiamos de opinión y nos fuimos al Thyssen. Me sentía algo mareado y el cerebro me pedía que me sentara o que me tumbara, pero yo quería andar. Volvimos andando al hotel (unos cuatro o cinco kilómetros), recogimos el equipaje del depósito de maletas, fuimos al aeropuerto y llegamos a Galicia a las diez y cuarto de la noche. Mis hijos estaba esperándome en el aeropuerto y se lanzaron a nuestros brazos. Volví a casa y, antes de acostarme, me bebí un litro de agua. Me desperté varias veces durante la noche. Al día siguiente fui al trabajo con la medalla colgando del cuello. Estaba orgullos de haber terminado el naratón. Mis compañeros me felicitaron, aunque me dio la sensación que no saben muy bien el esfuerzo que representa terminar los 42 kilómetros. Uno que anda en bici en plan paseo me explicó las agujetas que tuvo una vez. Me daba la risa.

Creo que no he bebido suficiente durante la carrera y que parte de la pájara se debió a una pequeña deshidratación. La otra parte de culpa fue no haber cumplido mis ritmos objetivos. Hice la primera media más rápido de lo que debiera y después lo pagué. En los últimos 10 kilómetros perdí 15 minutos con respecto al ritmo que estaba llevando. Al fin y al cabo, todo son excusas. No me salió bien y ya está. La próxima será mejor. Lo importante es haber terminado. Pasé por meta 4h 02', quince minutos menos que el año pasado. El año que viene trataré de bajar otros quince. Sí has leído bien. El año que viene repito y, probablemente, por octubre caiga otro maratón. De momento, el próximo objetivo será la media de Betanzos.

Hoy he salido a rodar 25 minutos, muy suaves. Mañana descanso.


Un abrazo,

Khene >^-^<

viernes, 24 de abril de 2009

Alea Jacta Est


Hace años leí la novela «Siempre en Capila» de Luisa Forrellad. El libro me gustó pero más aún me gustó el título. Ahora soy yo el que está «en capilla» (uy, que se me había escapado una «u» y estaba escribiendo «capulla» XD). Estoy entre una tranquilidad tensa y un nerviosismo sosegado.

Llevo toda la semana sin entrenar, salvo por el «paseo» de 8 kilómetros del lunes. Sé que el entrenamiento lo tengo en las piernas, que no he perdido forma física por una semana, que salga o no salga hoy a hacer 5 ó 6 kilómetros no va a cambiar nada, que el dolorcillo de la rodilla es algo normal y que el domingo no lo voy a tener, que no voy a perder el avión, que el domingo no me voy a quedar dormido, que no me voy a olvidar en casa nada imprescindible, ... Pero hasta pasar por debajo de las Torres Kio no voy a estar tranquilo ;D

Esta semana no he salido a entrenar porque he tenido mucho lío. Pensé que era mejor no forzar las cosas, dejar descansar a la rodilla y tomarme la semana con tranquilidad... ¡para qué más excusas! No me apetecía y punto ;D

Aunque no he hecho una dieta disociada estricta, sí he cumplido con lo que sugieren: he bajado mucho los hidratos los tres promeros días de la semana y llevo dos días comiendo pasta (de ésta la asqueo) y bebiendo mucha agua.

Muchas gracias a todos por los ánimos que me habéis dado. Me habéis ayudado muchísimo en los momentos en que no entiendes qué coño estás haciendo corriendo a medianoche, bajo la lluvia, con un frío que pela, robándole horas al sueño para ir a Madrid a machacar el cuerpo el 26 de abril y ¡encima pagar por ello!

La suerte está echada y el tiempo que falta ya se cuenta por horas. Y cada vez resuena más fuerte en mi cabeza esa frase, que empezó como un susurro y que ahora es un grito desforado:


¡¡¡¡¡¡A por el MAPOMAAAAAAAAAAA!!!!!!

martes, 21 de abril de 2009

Estadísticas de los entrenamientos para el Mapoma

Haciendo números, para preparar este maratón he entrenado durante unos 600 km. Han sido 4 meses escasos, empezando después de Reyes y con un cambio de plan el 21 de marzo. Tengo unas zapas a medio gastar, que morirán en los entrenamentos de este verano, y otro par con unos doscientos kilómetros, que voy a llevar a Madrid. No sé cuántos litros de isotónicas me he ventilado pero mejor no calcularlo porque a continuación querría saber el mismo dato de las isotónicas de lúpulo y quizá no me gustara el resultado. He bajado cuatro kilos y medio durante el último mes, pero estoy 5 kilos por encima de los que tenía el año pasado por estas fechas. Ya me gustaría ver a Pedro Nimo corriendo con 15 kilos más ;-D

Hoy he salido a andar con una compañera de trabajo. Hemos caminado a buen ritmo durante casi 8 kilómetros. La molestia en la rodilla ya no la siento. Como suponía, estaba más en mi cabeza que en mi pierna.

Lo de la dieta disociada lo voy a dejar. Después de informarme y de leer las opiniones en Correr en Galicia, he entendido que no tiene sentido hacerla.

Ya tengo las tarjetas de embarque (o como quiera que se llame el documento de los vuelos con Ryanair) para Madrid. Ya estoy deseando que llegue el domingo.

lunes, 20 de abril de 2009

Quedan 6 días y 2 entrenos

Hoy hice el último largo. Fueron 90': Los primeros 60', entre 6'30"/km y 6'00"/km. Los 30' restantes, entre 6'00"/km y 5'30"/km. Terminé a las 00:15 horas. También espero que éste haya sido el último entreno de noche antes del Mapoma. Según el plan, me queda un rodaje de 60' (que haré el miércoles) y otro de 35' (que haré el viernes). Probablemente, saldré con las compañeras de trabajo el lunes para trotar un rato, a cerca de 7'30"/km. Es casi como ir andando.

Voy a probar con la dieta disociada. Estos tres días comeré principalmente proteínas, con escasez de hidratos, y los otros tres comeré principalmente hidratos.

Para los que me lo habéis preguntado, éste es el plan que he seguido durante el último mes:



viernes, 17 de abril de 2009

44 PPM

El otro día, mientras esperaba a que el Forerunner localizara los satélites, miré la pantalla del Micoach para ver la hora. Era tarde. Lo que me dejó completamente alucinado fue ver las pulsaciones que tenía. El Micoach marcaba ¡44 pulsaciones! Me tomé el pulso y me dio el mismo valor. Hasta la fecha, mis pulsaciones en reposo rondaban las cincuenta y pocas, cuando me encontraba en mejor forma. Esto también me da ánimos para afrontar el Maratón.

Hoy volví a tomarme las pulsaciones, sentado en una silla, y otra vez me salieron 44 PPM. Parece que el entrenamiento funciona.

jueves, 16 de abril de 2009

2 x 6000

Según el plan que estoy siguiendo, hoy me tocaba el test de 2 x 6000. Este test sirve para confirmar tu ritmo en el Maratón. Consiste en hacer un primer 6000 al ritmo de maratón y el segundo 6000 a tope. Se miran los resultados en unas tablas y se comprueba si el ritmo es el adecuado.

Primero hice 25 minutos de calentamiento y después el primer 6000. tendría que haberlo hecho en 31' (a 5'10"/km), pero no fui capaz de calcular bien y lo hice en 30'50". Un error de 10" es perfectamente asumible. Descanso de 90", que aproveché para atarme los cordones (los estaba flojos) y para estirar un poco cuádriceps y gemelos, y salí para hacer el segundo 6000. Lo tenía que hacer en 27´45" (a 4'37"/km). Las piernas respondían bien, aunque a partir del cuarto kilómetro empezó a hacérseme duro. Cuando iba a llegar al quinto, tuve una duda. ¿Eran 27'45" o 27'30"? Por si acaso, apreté los dientes y subí el ritmo. Llegué en exactamente 27'30". Por lo visto, según las tablas, lo tengo chupao para bajar de las 4 horas. A ver si es cierto (aunque no me preocupa demasiado). Según veo, el primer 6000 lo hice todo en zona aeróbica, entre el 80 y el 85% de mi frecuencia cardiaca máxima.

Por último, 15 minutos de descalentamiento, llegando a casa a las 23:45 h. A lo tonto, a lo tonto, fueron 18 km. Esta semana me queda un rodaje de 70 minutos el sábado y 90 minutos en progresión, entre 6'30"/km y 5'30"/km, el domingo. El de hoy fue el último entrenamiento duro antes del Mapoma. Ahora sí que puedo decir eso de «el trabajo ya está hecho» ;-D

lunes, 13 de abril de 2009

13 días para Mapoma 2009

Faltan 13 días para el Maratón de Madrid. Ya sé que es más elegante decir «la» maratón, pero a mí no me sale. Maratón me suena a «palabro masculino».

Creo que éste no va a ser mi Segundo Maratón, sino que va a ser mi segundo «Primer Maratón». El año pasado lo corrí con excesiva precaución pero este año seré «más atrevido» y trataré de disfrutarlo más.

El cambio de plan de entrenamiento me ha sentado de maravilla. Desde la Adidas Running Day vengo siguiendo el plan que me entregaron allí y no he vuelto a hacer un rodaje de más de dos horas. La Vig-Bay la terminé en un pelín menos de 1h 50', pero muy entero. Me sirvió para darme ánimos porque no me veía capaz de terminarla entero. Durante la carrera probé el «Pump Gel» de Victory Endurance, que es mezcla de asimiliación rápida y lenta, con sabor a «Purple Fruits». No sé si me sirvió para algo o no. Lo que sí sé es que no me sentó mal. En otros entrenamientos he probado el gel de asimilación lenta «Aptonia» de Decathlon y tampoco me ha sentado mal. El Aptonia es más denso que el otro y sabe a frambuesa.

El plan que sigo ahora consiste en hacer un día de series (los puristas dirían «entrenamiento fraccionado», pero todos les llamamos series y así nos entendemos), otro de rodaje largo y otros dos de carrera continua.

Las series: La semana del 23 de marzo fueron 6 x 1000, la siguiente 2 x 5000, la pasada semana 5 x 2000 y ésta tocan 2 x 6000 para hacer la famosa prueba que recomienda Rodrigo Gavela. Previamente, 25 minutos de calentamiento y al final, 15 de descalentamiento.

Los rodajes largos son de 110' en progresión, empezando a 6'20"/km y terminando a 5'10"/km. No sé si es bueno o malo, pero los últimos 2 kilómetros los estoy haciendo a 4'55"/km.

Los rodajes de Carrera Continua, no son demasiado continuos porque también los voy haciendo en progresión y duran unos 75'.

Estuve notando agujetas en los cuádriceps. Espero que no me jueguen una mala pasada durante los 42 km,

La semana del 23 de marzo hice 57 km, la siguiente 63 km, la semana pasada, 64 km y ésta me tocarán unos 48 km. La semana del Mapoma serán unos 20 km más el Maratón.

He bajado unos kiletes. Ahora peso 4 kilos menos que hace 3 semanas, aunque todavía son 5,5 kg más que el año pasado por estas fechas.

Me he comprado un Forerunner 405. Sigo llevando el Khenéfono pero para las series prefiero que sea el Fore el que me marque la velocidad.

Ayer domingo salí a hacer mi último largo. Fueron 19 km en 1h 50'. En realidad fueron 20 porque, al terminar, hice unos ejercicios de tobillos (ya sabes: skipping, saltos laterales, segundos saltos de triple, etc) y volvía a casa trotando durante 1 km. Estoy haciendo 2 ó 3 días de estos ejercicios, tal y como marca el plan. Fui por la carretera de Baiona, por donde discurre la Vig-Bay. Sólo me crucé con una corredora (que no me devolvió el saludo) aunque sí con muchos ciclistas. Cuando volvía, uno de ellos me dijo: «La Bay-Vigo, ¿no?». «Por supuesto», le contesté yo, recordando a Wottle y su aventura del 2008. Me quemé los hombros y todo lo que asomaba fuera de la camiseta. Fue una estupidez no echarme protector solar (por despiste). También se me rozaron los pezones. Hoy estoy hecho una braga. Menos mal que hoy toca descanso, al igual que mañana.

Espero que se haya terminado esta etapa de stress del último mes y pueda dedicarle de nuevo tiempo al blog. Aunque resulte difícil de creer, en mi trabajo, los puentes y las vacaciones me producen un fuerte aumento de la carga de trabajo.

Gracias por leerme ;-D