Vacaciones... Hermosa palabra con 10 letras, cuatro sílabas y 23 días. ¡Por fin estoy de vacaciones! Es el punto final del proceso de estabilización de mi vida. Mi chica, mis niños y yo volvemos a ser una familia. El trabajo sigue como en todas partes pero el ambiente ya no es tan estresante. La salud,bien, gracias. Desde la maratón de Madrid no he salido a correr más que en un par de ocasiones. Cabezón como soy, durante este período he corrido dos medias (Betanzos y Coruña) estando en mi peor forma y he conseguido mis peores marcas en medio maratón.
Intenté empezar a entrenar pero cometí dos errores (que procedo a compartir contigo). El primero fue que me planteé un objetivo difícil como era el Maratón de Oporto. El maratón es egoísta y tienes que ofrecerle un trocito de tu alma para poderlo correr (casi casi es un horcrux [para los harrypottermaníacos]) pero mi alma no estaba preparada para soportar que le arrancaran un cachito. La estaba guardando toda para mi chica y mis niños. El segundo error fue que mi cabeza y mi cuerpo no estaban en sintonía. Mi cabeza quería entrenar como las semanas previas al maratón y mi cuerpo no estaba como las semanas previas al maratón. Las sensaciones fueron horribles. Entre las malas sensaciones, el agobio de ver cómo el tiempo iba pasando y que cada vez quedaba menos tiempo para preparar el maratón, el stress del trabajo y el cansancio con el que llegaba a casa cada día (bajé dos kilos sin dieta y sin hacer ejercicio), comencé a aborrecer el running. Cuando veía correr a otros no sentía nada, no iba conmigo. Pero ayer pasó algo.
Ayer fui al cine con la family. Al volver, pasamos por el parque de Castrelos. Había decenas de corredores entrenando. Me sorprendí a mí mismo buscando entre las caras por si veía a alguien conocido. Sólo vi a Antonio, el de la tienda Athletics. No lo saludé porque iba corriendo como una moto y porque nunca se acuerda de mi cara. El ambiente era increíble. Sentadas en el suelo, unas jugadoras de balonmano hacían entrenamientos. Mi chica se acercó a hablar con la entrenadora (que también fue entrenadora suya hace años). Las chicas estaban sentadas de una manera especial. De repente algo hizo clic en mi interior. Pasé de ver a unas chicas sentadas en la hierba a ver a unas deportistas estirando los cuádriceps. En ese momento decidí volver a correr.
Puse el despertador para las nueve, pero me desperté a las ocho. Me vestí de corto. Me pusé el Forerunner pero sólo para usarlo como reloj. Nada de pulsómetro ni de GPS. Fui andando hasta el parque de Castrelos y empecé a correr (suave, suave). No había nadie corriendo. A los doscientos metros paré para ver el cartel de la Semana Grande de Vigo. Los gemelos ¡se estaban quejando! ¡Noté que me estaban amenazando con un tirón! Volví a correr y continué suave, muy suave, muy aeróbico. Seguí así durante 5 kilómetros. Poco a poco, fueron apareciendo más corredores, como aparecen las estrellas al atardecer. Volví a casa y subí corriendo siete pisos. En el sexto me encontré ¡con un perro que me ladraba! Dejé de correr y pasé andando al lado del golden retriever mientras la dueña cerraba la puerta de casa y llamaba al animal. Subí corriendo el piso que quedaba y entré en casa, satisfecho por este ¿entrenamiento?
Desde este blog volveré a contarte mis correrías y entrenamientos. Empiezo desde el principio, desde cero. Soy un principiante absoluto.
Intenté empezar a entrenar pero cometí dos errores (que procedo a compartir contigo). El primero fue que me planteé un objetivo difícil como era el Maratón de Oporto. El maratón es egoísta y tienes que ofrecerle un trocito de tu alma para poderlo correr (casi casi es un horcrux [para los harrypottermaníacos]) pero mi alma no estaba preparada para soportar que le arrancaran un cachito. La estaba guardando toda para mi chica y mis niños. El segundo error fue que mi cabeza y mi cuerpo no estaban en sintonía. Mi cabeza quería entrenar como las semanas previas al maratón y mi cuerpo no estaba como las semanas previas al maratón. Las sensaciones fueron horribles. Entre las malas sensaciones, el agobio de ver cómo el tiempo iba pasando y que cada vez quedaba menos tiempo para preparar el maratón, el stress del trabajo y el cansancio con el que llegaba a casa cada día (bajé dos kilos sin dieta y sin hacer ejercicio), comencé a aborrecer el running. Cuando veía correr a otros no sentía nada, no iba conmigo. Pero ayer pasó algo.
Ayer fui al cine con la family. Al volver, pasamos por el parque de Castrelos. Había decenas de corredores entrenando. Me sorprendí a mí mismo buscando entre las caras por si veía a alguien conocido. Sólo vi a Antonio, el de la tienda Athletics. No lo saludé porque iba corriendo como una moto y porque nunca se acuerda de mi cara. El ambiente era increíble. Sentadas en el suelo, unas jugadoras de balonmano hacían entrenamientos. Mi chica se acercó a hablar con la entrenadora (que también fue entrenadora suya hace años). Las chicas estaban sentadas de una manera especial. De repente algo hizo clic en mi interior. Pasé de ver a unas chicas sentadas en la hierba a ver a unas deportistas estirando los cuádriceps. En ese momento decidí volver a correr.
Puse el despertador para las nueve, pero me desperté a las ocho. Me vestí de corto. Me pusé el Forerunner pero sólo para usarlo como reloj. Nada de pulsómetro ni de GPS. Fui andando hasta el parque de Castrelos y empecé a correr (suave, suave). No había nadie corriendo. A los doscientos metros paré para ver el cartel de la Semana Grande de Vigo. Los gemelos ¡se estaban quejando! ¡Noté que me estaban amenazando con un tirón! Volví a correr y continué suave, muy suave, muy aeróbico. Seguí así durante 5 kilómetros. Poco a poco, fueron apareciendo más corredores, como aparecen las estrellas al atardecer. Volví a casa y subí corriendo siete pisos. En el sexto me encontré ¡con un perro que me ladraba! Dejé de correr y pasé andando al lado del golden retriever mientras la dueña cerraba la puerta de casa y llamaba al animal. Subí corriendo el piso que quedaba y entré en casa, satisfecho por este ¿entrenamiento?
Desde este blog volveré a contarte mis correrías y entrenamientos. Empiezo desde el principio, desde cero. Soy un principiante absoluto.
I've nothing much to offer
There's nothing much to take
I'm an absolute beginner
And I'm absolutely sane
There's nothing much to take
I'm an absolute beginner
And I'm absolutely sane
4 comentarios:
Ánimo, espero que retomes el ritmo pronto.
Por cierto, con el forerunner tienes alguna forma de corregir las desviaciones del gps cuando pierde la señal ?
Hola,
no sé la respuesta, pero aquí probablemente te podrán ayudar:
http://www.correrengalicia.org/index.php?name=Forums&file=viewtopic&t=1902
Saludos
welcome, por partida doble
1º por volver a leerte
2º por volver a correr.
Saludos
Gracias.
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