Ayer cerré la semana con un rodaje de 10 km. Fue una semana floja, de 37 kilómetros, pero por fin he entendido lo que tantos y tanto me habéis dicho de que no me preocupe de los tiempos y que disfrute de la maratón.
Ayer corrí sin ver el reloj, al ritmo que me iban pidiendo las piernas, sin forzar, siempre suave. Empecé a 6'/km y terminé en cuesta a 4'55"/km (he dicho «sin verlo», no «sin llevarlo»). Por fin estoy volviendo a disfrutar con los entrenamientos.
Ya no me preocupa bajar de las cuatro horas ni el ridículo que pueda hacer. Ya no me preocupan las comparaciones odiosas con el tiempo de mi amigo Antonio en Barcelona. Lo único que me importa es ir a Madrid, correr el Mapoma, disfrutar lo máximo posible, poder decir que he corrido una maratón... y que mi chica esté en la meta para verme.
Sólo faltan 13 días.
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