
Marina siempre tiene algo que contar. La ves hablando con todo el mundo. Antes de la carrera, mientras calienta, mientras corre y, sobre todo, cuando termina la prueba: que si los Nike Pegasus no le van bien, que si ha resbalado antes de la carrera y se ha dado un porrazo, que si el otro día se sorprendió a si misma estirando en la cocina con una sartén en la mano, que si es mejor sujetar la cinta del pulsómetro con esparadrapo de papel, que si no te animas a federarte, ... Si corres a su lado, los kilómetros van pasando sin darte cuenta. Le preguntas, ¿a cuánto vamos? Ella mira su Forerunner y te responde con una sonrisa. Entonces te enteras de que vas más rápido de lo que creías y de que no te habías dado cuenta. En mi caso, no sabía que podía correr tan rápido. ¡Si parece que estoy haciendo series de 400!
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Marina no es de las más rápidas, ni siquiera de las más constantes, pero tiene un corazón y una fuerza de espíritu que la arrastra hasta la meta. Ha ganado varios trofeos e incluso un diploma en la Maratón de Madrid. Pero no la oirás vanagloriarse de ellos. No les da importancia. Es una mujer sensata y sabe que lo más importante es disfrutar de las carreras y de los amigos que en ellas se hacen.
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Marina es una lianta de cuidado. Basta con que le tiente una aventura para que empiece a buscar compinches y consiga arrastrar con ella a una decena de compañeros de zapatillas. A la Behobia, al Mapoma o a la Maratón de Barcelona, a disfrutar del viaje, de la carrera y de la buena compañía.
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Su técnica de carrera es muy sencilla pero no está al alcance de todo el mundo. Ella va alcanzando objetivos discretamente durante la carrera. Alcanza a un compañero, charla un rato mientras se recupera y se marcha a alcanzar al siguiente. Y así continúa hasta llegar a la meta. Entonces, ¡oh, sorpresa!, le dicen que ha quedado de tercera, de segunda o incluso de primera de su categoría.
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Y, aunque suele ir sola a las carreras, Marina tiene familia a quien cuidar. Al salir del trabajo, su jornada laboral no termina ahí: atiende a su familia, su casa y saca tiempo de debajo de las piedras para salir a entrenar. Trabajo, familia, amigos, su casa y entrenamientos. No es de extrañar que esté delgadita.
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Marina es una Heroína de la Zapatilla y se merece un trofeo, no sólo por correr, sino por ser como es. Heroína anónima para la gran mayoría y gran amiga para los que la conocemos. Es un placer compartir el asfalto contigo.
1 comentario:
Creo que sé de quién hablas. Es una señora bajita pero con una corazón que no le cabe en el pecho... y una lianta de cuidado. De eso no duda nadie que la conozca, pero es un sol que ilumina la carretera o el camino de cabras por el que trota con frecuencia.
Bicos ;-)
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