sábado, 26 de diciembre de 2009

Entreno navideño

Esta semana no ha sido en blanco como las anteriores. El martes 22 hice un rodaje de una hora. El día de Navidad fui a correr a Castrelos donde hice un entreno de intervalos largos de una hora de duración. Había mucha gente corriendo. Algunos tenían aspecto de corredores siguiendo sus rutinas de entrenamiento. Otros parecían penitentes tratando de expurgar los excesos de la noche anterior para dejar sitio a los manjares que pudieran tener que degustar en la comida de Navidad.

El día 31 iré a la san Silvestre de Castrelos a trotar un rato. Es una carrera solidaria donde los corredores colaboramos aportando comida para una organización caritativa. Este año la aportación irá destinada a AFAN. El año pasado se consiguieron 4500 kg. A ver si este año llegamos a las 5 toneladas.

viernes, 25 de diciembre de 2009

¡Felices fiestas!


Desde la khenesfera os deseo una Feliz Navidad. Que el nuevo año Xacobeo nos traiga muchas carreras y que las lesiones nos respeten para poderlas correr.

Besos y abrazos a repartir accordingly (que quiere decir que cada uno coja lo que le corresponda).

domingo, 20 de diciembre de 2009

Lugo Monumental 2009

¡Qué razón llevaba mi chica cuando me dijo que no iba a poder empezar a entrenar para el Mapoma mientras no desconectara del trabajo y me relajara un poco! Esta fue otra semana en blanco. Lo máximo que entrené fue al subir corriendo por las escaleras de la oficina. Otra semana en blanco... y un domingo blanco donde el Guerrero del Fin de Semana volvió a aparecer.

El khenemóvil se dirigía a gran velocidad hacia Lugo por una carretera rodeada de campos blancos y árboles helados. En el interior del vehículo (no voy a cambiar la dos primeras sílabas de «vehículo» por «khene», porque queda muy raro) la familia al completa. Los niños bien abrigados, mi chica, guapísisma como siempre y yo acongojado (o algo que suena parecido) por si pinchábamos y tenía que cambiar la rueda a 5 grados bajo cero.

Cuando llegamos a Lugo, el termómetro marcaba 3 grados bajo cero. Aunque llevaba dos días con ibuprofeno por el dolor de garganta y me había despertado con la nariz taponada y mocosa, no quería perderme esta carrera. Dejé a mi chica con los niños y me fui a buscar el dorsal.

Al llegar a la carpa de la organización, me encontré con Jotaeme recogiendo su dorsal. Siempre es una alegría encontrarse con un conocido en una carrera, mucho más si es alguien como él. Con los dorsales en la mano nos fuimos a tomar un café a una cafetería de la plaza Mayor. Estuvimos charlando un rato y luego fuimos a buscar el lugar de la kedada con los foreros de Correr en Galicia. Por el camino nos encontramos con Javiyl y Mandrágora. Jotaeme también vio a Alber (yo no lo vi). Más tarde nos encontramos con Migueliño y Bunburito, a los que yo no conocía. Después buscamos la famosa única torre que queda en pie y esperamos un rato. Jose María decidió quitarse las camisetas para quedarse sólo con una ¡Qué valor! Inmortalicé el momento con una foto. Unos segundos después vimos un grupo de corredores encabezados por Kandepalleiro. No sabíamos si habían coincidido durante el calentamiento, si formaban parte del mismo equipo o si Kan se había marchado sin pagar y lo estaban persiguiendo. Al pasar nos dijo que la kedada era en la otra torre y, obedientes, allá nos fuimos, aunque con la mosca detrás de la oreja porque ya eran las once y media y él todavía estaba calentando. Llegamos a la puerta en cuestión y allí no había nadie conocido. Me armé de valor, me quité el forro polar, la chaqueta y dejé al descubierto mi camiseta técnica con mi nick en la espalda. Aproveché para ponerme el dorsal.

Imagínate. Esperamos 5 minutos, a 2 grados bajo cero, vestido con un pantalón de chandal y una camiseta técnica de manga corta, esperando por si aparecía algún desconocido, para que nos pudiera reconocer. No apareció nadie, ni conocidos ni desconocidos. Me abrigué y fuimos a los coches a cambiarnos.

Sin calentar por falta de tiempo, fui a la salida. Vi pasar a Xolinha pero no tuve ocasión de saludarla. Tampoco tengo tanta confianza con ella como para echar una carrera y abordarla mientras pasaba. Llegué a la salida y allí me esperaba una grata sorpresa. Busqué el cajón que me correspondía por el color del dorsal y... ¡estaba justo detrás de los de «marca acreditada»! Después me di cuenta de que todos los que estábamos allí teníamos el chip amarillo. Era una medida comercial, una pequeña gratificación a los poseedores del chip con objeto de conseguir vender más chips. ¡Cómo se nota que cada día hay más competencia! Dieron la salida y vi como Jotaeme y 7 Ombligos se alejaban charlando mientras yo ya iba jadeando. Tras la primera curva oigo una voz que dice: «Hola, soy Northern». Miré para él y le dije: «No. Tú no eres Northern». Volvió a insistir: «Hola, soy Northern». Le volví a repetir: «No, tú no eres Northern». Entonces me dijo: «Soy Montxo». Le sonreí, le saludé y le di la mano. Estuvimos charlando un rato hasta que me dijo que no aguantaba corriendo y hablando. ¡Qué me iba a decir, si yo iba casi ahogado! Le pregunté su objetivo. Me lo dijo y le deseé suerte mientras veía como se iba hacia adelante.

En la primera vuelta a la muralla, me hizo mucha ilusión ver a mi familia animándome desde lo alto de la muralla. Poco después venía una cuesta y, en lo alto, estaba Tuñas, dando ánimos. Se los agradecí y comencé la segunda vuelta. Al rato me adelantó Estremeñeiro. Me saludó y tiró para adelante. Tuve su camiseta verde a la vista el resto de la carrera pero no fui capaz de alcanzarlo. Al terminar la segunda vuelta, tuve la alegría de ver de nuevo a mi familia animando. Entonces, subimos a la muralla.

Es una sensación curiosa. Hay un único acceso a la muralla y desde la muralla. Me explico, ponen unas planchas y las dividen en dos carriles. Por uno subimos a la muralla y por otro bajan de ella los que nos llevan ¡casi tres kilómetros de ventaja! Cuando digo subimos, quiero decir que alcanzamos el nivel de la ronda de la muralla y que continuamos por una cuesta arriba. Ahí pinché un poco. Los siguientes minutos los disfruté corriendo por encima de un Monumento Patrimonio de la Humanidad, por la misma ronda que habían pisado las legiones romanas asentadas en Lucus Augusti. El suelo es tierra arenosa bastante firme. De vez en cuando había rejillas y los pies se quedaban pegados a ellas a causa del frío.

Terminé la vuelta y salí de la muralla. Solo quedaban unos pocos metros en cuesta. En una curva, una chica de la organización nos avisaba de que esquiváramos un pequeño charco de agua helada. Por fin la meta. Yo iba a mi ritmo, en mi posición, hasta que vi a un corredor esprintando y adelantándome. ¡Eso sí que no! Apreté los dientes, saqué los últimos átomos de fuerza y esprinté como si me persiguiera una jauría de perros. Adelanté a aquel hombre y seguí así hasta la meta. Creo que adelanté a dos o tres más. Al parar estaba un poco mareado por el esfuerzo. Me encontré con Estremeñeiro y cruzamos unas palabras. Recogí la bolsa (la entrega de bolsas fue muy rápida, sin parar) y salí. Una vez fuera me encontré con Jotaeme y comentamos la carrera. Poco después me encontré con unos ojos azules enmarcados por una enorme sonrisa. Era Piti. Nos saludamos y charlamos un rato. Antes de despedimos me contó que el frío de Lugo es menos frío que el de otros lugares de Galicia. Helado como estaba me hizo gracia la idea, le di la razón en cuanto a que la humedad hace que el frío sea más intenso y le dije que se notaba que corría «en casa». Me despedí de ella, busqué a mi familia y, viendo la hora que era, decidimos quedarnos a comer en Lugo.

A media tarde, cuando íbamos hacia el coche, una persona que iba conduciendo por las calles de Lugo, se paró y me hizo señas. Pensé que me iba a preguntar algo. Lo que me dijo es que ¡vaya esprint me había marcado en la llegada! Que era un anónimo del foro, que me había adelantado en la curva, que yo le había vuelto a adelantar y que «después decía que iba muy mal de entrenos». Le contesté que todo lo que cuento sobre mi estado de forma es la pura verdad. Por lo visto, debió ser el que me adelantó cerca de la meta o alguno que me adelantó un poco antes y que yo no le había dado importancia. Sea como fuere, me alegro de haberte conocido. Esto no es más que una diversión sana donde conoces gente y haces amigos.

Un abrazo a todos y felices fiestas ;D

domingo, 13 de diciembre de 2009

21 kilómetros y pico: Fene-Ferrol-Narón-Neda-Fene

Imáginate...acercándonos al objetivo...Antonio a mi lado...Lestrove se queda atrás...Daniel Bargiela justo delante...sabía que no podía pasarle pero mantengo el puesto...caen unas gotas de lluvia...el tiempo va pasando...por fin puedo ver el final...Daniel Bargiela llega justo delante de mí, tan sólo a unos segundos...y por fin llego a la mesa donde me entregan el dorsal y los imperdibles para ponerlo. Hubiera sido bonito que estuviera narrando la llegada a meta pero esto sólo era la recogida de dorsales.

Empieza la crónica...

Mis últimas dos semanas de entrenamiento fueron penosas. La semana pasada hice 8 km y la anterior otros 8 km. Y hoy, ni corto, ni perezoso, me he metido una media maratón entre pecho y espalda. El resultado ya lo puedes suponer: ¡horrible! peeeero... según comentarios oídos/leídos y mi comprobación en Google Earth, la media medía, como mínimo, 400 metros de más por lo que los 21097 m los pasé en 1h51'. Así que no estuvo tan mal.

Antonio y yo llegamos a Fene siguiendo la voz de «Madrileño chulo» del Tom-Tom. Nos echamos unas risas por el camino. Perdimos mucho tiempo buscando donde aparcar. Cuando nos acercamos al pabellón de A Xunqueira vimos una enooooorme fila para recoger los dorsales. Por suerte, el gran Lestrove estaba por allí diciendo que los de chip amarillo teníamos una fila más pequeña. Justo delante de nosotros estaba Daniel Bargiela, como un popular más. Saludamos (a alguno sólo lo vimos cuando estábamos dando vueltas con el coche) a un montón de conocidos pero me vas a permitir que a la mayoría los nombre por sus «nicks»: Lubo, Jotaeme (¡aúpa equipo!), Manwe, Marola, Cheetos, Antonio Martínez de Panadería D'Osedo, Lestrove, Pipe (por fin nos dimos el abrazo), Oscar Running, Jabelo, Lentoperosejuro, Picapiedra, Piti, Estremeñeiro, JesúsB(ernal) que no corrió pero estaba animando, Fleky, Gallego, KrrKrrktpllo, Woopi, Mandrágora y otros más que no recuerdo.

La salida me pilló desprevenido. ¿Ya? ¡Pues vamos! Los primeros kilómetros los hice codo con codo con Woopi. Nada más salir, nos metieron a dar un par de vueltas entre unos edificios y los gacelos no tardaron en doblarnos. Al llegar al Puente de As Pías yo ya estaba desfondado y le dije que siguiera, que yo iba a bajar las pulsaciones. Poco más me duró el control de las pulsaciones porque a los dos o tres kilómetros, el pulsómetro empezó a registrar lecturas rarísismas y poco después la pila se murió. Entramos en Ferrol y confirmé que estaba en la cola de la carrera por lo que oí comentar a unos ciclistas de la organización. En la Escuela Naval nos recibieron con aplausos.

Llegué a la carretera de Castilla, que es laaaaarga y llena de toboganes. Cuando iba por el kilómetro 8 empecé a sentirme bien. Ya había calentado, no sabía cómo iba de pulsaciones y no quise mirar la velocidad en el Forerunner. Sentía que iba a mi ritmo natural mientras iba adelantando a otros corredores. Había poca gente animando pero ponían mucho entusiasmo. Alguien leyó mi nick en la espalda y hizo un comentario en voz alta acerca del mismo y de los mensajes que llevo en el foro de Correr en Galicia. Un guardia civil se quedó mirando para mi espalda y después aceleró con la moto para verme la cara ¿¡Qué habré hecho!? Poco después, vi a un hombre de la organización que iba cantando en una grabadora de mano los dorsales de los que íbamos pasando. En el kilómetro 14 tomé un gel y me derrumbé. Me sentó fatal. Mantuve a duras penas un ritmo para llegar dignamente. El último kilómetro se me hizo larguísimo. Recuerdo que adelanté a Mandragora en algún momento y que tuve que controlar la velocidad porque me vino un amago de arcada seca. Por fin llegué a meta entre los ánimos de los conocidos y amigos. Antonio llevaba 15 minutos esperando por mí. Cogí un agua, una camiseta, y nos volvimos para el coche. Cuando nos estábamos marchando, tuvimos el placer de ver unos ojos de un azul profundo rodeados de una capucha que le tapaba casi toda la cara. Era María Jesús Gestido, que había quedado segunda, detrás de Mª Yolanda Gutiérrez. Chus Valiño llegó quinta. La clasificación absoluta la lideró Lolo Penas y Daniel Bargiela quedó cuarto.

Con ésta, he cerrado el ciclo de los cuatro ayuntamientos por los que pasa la media. Es como el misterio de la santísima trinidad: cuatro medias en una pero una sola media verdadera. La que más me gusta, sin duda, es la que sale de Ferrol, seguida de la de Narón.

Ahora comienza una nueva aventura. La semana que viene empezaré a preparar el Maratón de MADRID 2010. Había pensado en empezar el 7 de enero, como los otros años, pero creo que las vacaciones son una época estupenda para empezar. Además, he conseguido bajar dos kilos y el entrenamiento me ayudará a no ganar peso durante las pantagruélicas comidas y cenas de Nochebuena, Navidad y Fin de Año. Aún tengo que bajar, como mínimo, 7 kilos más.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Entreno soso

Ayer salí a rodar y fue un entreno de lo más soso:

10 minutos calentamiento
5 minutos lento
5 minutos rápido
5 minutos lento
5 minutos rápido
5 minutos lento
5 minutos rápido
10 minutos descalentamiento

Era de noche pero no era demasiado tarde, hacía un poco de frío pero no exagerado, cayeron unas gotas pero no llegó a llover, no había casi nadie paseando ni corriendo. El entreno no fue ni muy exigente ni muy cómodo.

Lo dicho, un entreno soso.